Moreno como el azúcar: Bonner Mosquera

Chocó es un departamento afrodisíaco y único de las tierras colombianas. Sus paisajes adornan y embellecen sus playas, ríos, selvas, vientos, animales… la calidez de su gente, sus tradiciones, su cultura y su afro colombianidad hacen de este país uno con mucha diversidad. En la transparencia de sus aguas, incluso las que caen constantemente del cielo, se han criado y regocijado muchos de los grandes exponentes del fútbol colombiano.

Su sopa de queso, arroz de maíz con camarones, sus pescados cocinados con diferentes insumos propios de su tierra, su arroz clavado y su famoso Jujù han levantado, como decimos coloquialmente, a muchos jugadores históricos de nuestro fútbol: Senén Mosquera, Alexis García, Wason Rentería, Cerveleon Cuesta, Carlos Andrés Gómez, John arias, Bonner Mosquera… hay muchos técnicos que aseguran que el Chocó es una fábrica de deportistas de alto rendimiento, y es inaudito negarlo.

Un 2 de diciembre de 1970 en Condoto, al sur oriente de Quibdó, nació el jugador récord que actualmente tiene Millonarios, Bonner Ahmed Mosquera Ramírez. Ojo, es Bonner con doble n dice él. Los que lo vieron jugar aseguran que fue un jugador de temple, de carácter, con personalidad y por naturaleza un líder, el último gran ‘6’ que ha pasado por Millonarios en los últimos años.

Bonner es hijo de padres educadores, dicha profesión los instaló en Bogotá en 1973, creció y se radicó en el barrio Casa Blanca de Kennedy, en esas canchas de micro del occidente de Bogotá conoció el fútbol.

Colaborador desde pequeño, junto a su hermano se acostumbraron a realizar los mandados de la casa, en especial cuando estos eran por trago, porque como él dice, su papá fue un buen rumbero. Con una sonrisa pícara, recuerda que una de sus fuentes de ingresos era quedarse con las vueltas del mandado, típico en los infantes. Su padre era hincha de Santa Fe, su madre del Deportivo Cali, al igual que él. Sus ojos brillan cuando habla de su primer gran ídolo, Ángel María Torres, un atacante del Deportivo Cali que enamoró con sus gambetas y goles olímpicos al hincha azucarero en la década de los 70.

Llegó a Millonarios recomendado por un amigo de su padre, un tal Senén Mosquera, quien le dijo que fuera al estadio de la Universidad Nacional hacer unas pruebas, las cuales con mucha facilidad paso gracias a dos goles que convirtió, el Dt de ese equipo era nada más y nada menos que Delio ‘Maravilla’ Gamboa, a quien se le presentó como delantero. Su primer padrino en el fútbol fue Carlos ‘la gambeta’ Estrada, quien le regaló sus primeros guayos profesionales.

Se graduó con honores a mediados de los 80’, hasta este punto el fútbol no era una prioridad, sin embargo, vuelve y aparece Delio, para ofrecerle una beca deportiva con la universidad Central, la única condición: jugar para Millos.

Cuando nos encontramos con Bonner, me di cuenta de que es una persona extremadamente puntual; quizá los ingleses aprendieran de él. Simpático y alegre, nos estrechó la mano. Sus casi 1.75 metros de estatura me intimidaron de entrada, no todos los días te da mano el jugador que más veces ha salido al campo de juego con la camisa de Millonarios.

Antes de empezar hablar con Bonner nos surgió la duda del número exacto de partidos que disputo con el Embajador, en este punto ya empezaba a tomarse su primer café, cargado de azúcar, morena como él (no le gusta el azúcar blanca), aunque Bonner es un poco de tez más oscura, como Jordán, sí, como Michael Jordán, a quien se parece un poco, o mucho, al final los dos son referentes e históricos de los equipos en los que jugaron.

Nos cuenta que su amor por el café nació cuando entregaba domicilios por la ciudad, en ese entonces desayunaba, almorzaba y cenaba con un tinto para mantenerse activo durante el día. En su hora de almuerzo le ayudaba a un tío que tenía un restaurante, allí meseareaba para ganarse el almuerzo, luego volvía a su laburo como domiciliario.

Entregando domicilios se ganaba 25000 pesos, con Millonarios empezó a ganarse 40000 cuando estaba en la tercera división, como estudiante aplicado -que lo sigue siendo- ascendió a segunda, allí ya ganaba 80000, es aquí cuando aparece el fútbol como un proyecto de vida para comprarle una casa a su mamá.

El lugar de la leyenda

No sé cuántos jugadores puedan hablar tan bien como Bonner lo hace de Miguel Augusto Prince. ‘Nano’ fue el entrenador que puso a debutar a Bonner el 7 de junio de 1992 en un encuentro frente a Junior en el Campìn; ese día, el chocoano ingresó sobre el minuto 78 sustituyendo a Carlos Rendón. Primer partido.

— ‘Nano’ confió en mí. Dice Bonner.

Si hay algo que caracteriza a Bonner es su increíble memoria para almacenar datos, fechas y compañeros. Recuerda que su primer gol fue el 14 de julio de 1993 frente al Huila, mismo día en que vino al mundo su sobrino mayor. Su gol fue todo un golazo, se dio cuenta de que el arquero de los ‘opitas’ estaba adelantado y desde la mitad de la cancha sacó un zapatazo que terminó en el fondo de la piola. Ese fue solo el primero de los 37 goles que anotó con Millonarios.

Recuerda con mucho entusiasmo el equipo del 94, Eddy Villarraga era el arquero, Flaminio Rivas, Carlos Álvarez, Osman López, Edison Domínguez los defensas, Yesid Mosquera, Bonner Mosquera, Jhon Mario Ramírez y Carlos Rendón los mediocampistas, Arnoldo Iguarán y Freddy León los atacantes, todos estos nombres los dijo mientras con su mano derecha nos los ubicaba en una cancha imaginaria, al final, no pudo contener la risa luego de recordar ese equipo.

—El Millos del 94’ era un espectáculo. Recuerda Bonner con voz alegre: ¡Un equipazo!

Ese año fue el mejor de su carrera, hizo siete goles con el azul y terminó quedando subcampeón con los capitalinos. Su despliegue tanto en ataque como en defensa lo pusieron en la tapa de las noticias deportivas del país, que a gritos lo pedía para la selección Colombia del 95.

—Yo tenía el 6 en la espalda, pero yo era más como un ‘8’, yo era un jugador todoterreno. Dijo Bonner cuando recuerda su posición, a la cual hoy en día se le llama ‘box to box’.

En Millonarios se convirtió en un referente y en jugador icónico. Sus 524 partidos disputados con el azul lo ubican en la primera casilla de futbolistas con más participaciones en cancha. Pese a nunca ser campeón con el equipo, recuerda que siempre los jodió la suerte para lograr el objetivo.

Durante sus 13 años en el club vio cómo jugadores iban y venían, en especial en su posición, al tiempo que buscaba en su memoria, recuerda a alguno que otro jugador que en su momento trajeron para sentarlo a él.

—Jugará al lado mío, yo mi puesto no lo suelto. Les decía Bonner a todos sus entrenadores cuando estos le traían competencia.

Con Millonarios jugó partidos de Liga, Copa Libertadores, Merconorte e incluso de Selección. El último de sus 37 tantos vestido de azul fue en el clásico capitalino del 16 de septiembre del 2006. La última vez en que se colocó la casaca azul para salir al campo de juego fue 13 de diciembre del mismo año: 4-0 perdió Millos frente al DIM. Desde su llegada a nuestra entrevista, nos mostró esa última prenda que vistió ese día frente a Medellín, la Saeta del 2006 que conmemoraba los 60 años del club, talla L, por cierto.

—La guardé porque yo sabía que era mi último partido. – Recuerda el mítico 6 con un tono de voz más bajo.

La deuda

Si hay algo de lo que aún se da palo Bonner Mosquera es de su paso por la selección. Su destacado año en 1994 lo llevó a la lista de convocados por Hernán Darío Gómez del 95, entusiasmado por vestir la tricolor nacional, Bonner integró un combinado que tenía en sus filas a ‘Carepa’ Gaviria, ‘Chicho’ Serna, Carlos ‘Pibe’ Valderrama, Harold Lozano, mejor dicho, la primera gran Selección Colombia.

—A la selección van los mejores. Dijo Bonner mientras recuerda su paso con la selección.

El mediocentro chocoano alcanzó a disputar 12 partidos con la tricolor entre 1995 y el 2000. Sin embargo, Bonner siente que su deuda fue no jugar en la selección como lo hacía en Millonarios.

—El carácter que tenía en Millonarios no lo tuve en la selección. – asegura con voz seria.

Quizá ese carácter nunca salió por algún impulso que una vez llegado a la concentración le cortaron, las primeras palabras del ‘Bolillo’ para Bonner aparte de felicitarlo, lo limitaban a atacar, algo a lo que el jugador no estaba acostumbrado en la capital, pues, así como defendía, atacaba, de aquí el destacadísimo nivel de Bonner como jugador.

En algo que sí enfatiza es en afirmar que nunca fue por ‘rosca’ la razón por la que no jugó, simplemente creía que para ese entonces la selección ya tenía un equipo armado al cual era muy complicado pertenecer y que su llamado se dio por la influencia periodística de la capital. A pesar de todo, Mosquera logró cumplir el sueño de la mayoría de jugadores de fútbol profesional: vestirse con el uniforme de su país. Es más, aún le sigue quedando esa mítica ‘16’ que uso en la selección.

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El ejemplo

Como jugador de Millonarios fue todo un espectáculo, como capitán, todo un ejemplo. La primera vez que recibió la cintilla del equipo fue en el año 1996. Su brazo izquierdo, el cual tiene tatuado con unas flores, era el que portaba la cinta. Cuando recuerda, se palmotea su brazo, dando muestra de la fiereza que tenía cuando salía al césped del Campìn a defender la armadura azul.

—No es fácil ser capitán de un equipo grande. – dijo Bonner al hablar de su capitanía.

Como capitán arengaba a sus jugadores: “somos los mejores” y siempre se encargaba de que ellos estuvieran bien, desde el jugador número 1 hasta el 35 que integraba la plantilla. No pude parar de observar que sus manos son eje de su lenguaje corporal. Pide su segundo tinto y nos cuenta que por un tiempo el café le ocasionó una fuerte enfermedad, pero que gracias a Dios superó.

Fue tanto el impacto de Bonner en Millonarios que el capitán del equipo actual, David Mackalister Silva, se derramó en elogios para él, a quien ve como todo un ejemplo porque siempre portó su cinta de capitán con amor y pasión a pesar de las circunstancias, ‘Macka’ no duda en afirmar que Bonner es un histórico del club.

Nunca tuvo escándalo alguno, siempre fue el primero en llegar y el último en irse – aún como entrenador lo hace-, Bonner nunca se guardó una gota de sudor en la cancha, siempre dio todo de sí para salir campeón con Millonarios. Sin embargo, un poco nostálgico recuerda que siempre quiso jugar en otras plazas, pero que el Embajador se lo impidió y cuando lo dejaron salir en 2001 al Defensor Sporting de Uruguay, ya era tarde.

Algunos hinchas no lo recuerdan con tanto agrado por no haberse coronado campeón, vuelve y recuerda que estuvo muy cerca de lograrlo en 1994, 1996 y 2003, pero que una vez más la suerte se los impidió.

—Para muchos es poco y para pocos es mucho. Dijo Bonner cuando recuerda a los hinchas del Embajador.

La otra cara

El fútbol le dejó grandes amigos, y en un punto se puso emotivo al recordar a uno de sus hermanos: Jhon Mario Ramírez (QEPD), pero ninguno como Osman López, de quien asegura que hubiera jugado en el Real Madrid de no haber sido por una lesión.

Después de su retiro, retomó sus estudios de administración de empresas, se graduó y una vez más llenó a su familia de orgullo. Junto con López montaron una fundación en su tierra natal, Chocó, y hoy en día tienen uno de los equipos más competitivos de la liga de fútbol de Bogotá: BYO Los Embajadores.

A diferencia de los jugadores de su época, Bonner estudió y aprendió todos los oficios de un equipo de fútbol, desde la dirección hasta la presidencia. Tiene cursos de gerencia, mercado y dirección, incluso estudio con el Real Madrid en España.

—Uno en la vida debe tener un abanico de oportunidades. Dijo Bonner al explicar su exponencial conocimiento.

Guarda las esperanzas de regresar a Millonarios, esta vez no en un rol de jugador. Le gustaría aportarle al club y al fútbol colombiano, con lo que ha aprendido en los últimos años.  Se siente orgulloso de su carrera y afirma que hoy en día es lo que es gracias a Millonarios.

—Bonner Mosquera es Bonner Mosquera gracias a Millonarios.

Vuelve y habla de la suerte, esta vez afirmando que esta llega cuando estás preparado, por eso no para de adquirir conocimiento y experiencia. Su último gran trabajo fue asistir en la dirección técnica del Boyacá Chicò a otro de sus buenos amigos, Belmer Aguilar, con quien compartió camerino en Millonarios.

Al tiempo que posa con las camisetas de Millos y la Selección, Bonner se toma su tercer café de la charla, el último. Sigue posando y riendo con todo lo que recuerda, en Millonarios tuvo las verdes y las maduras, estuvo en el club 13 de los 24 años que duro el Embajador sin gritar campeón, por todo eso y más merece un reconocimiento enorme, quizá el destino lo quito de campeonatos como jugador, pero nada está escrito y está seguro que lo va a volver a intentar como entrenador.


Por Daniel Casas.
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