Senén Mosquera

El Jet…

Una noche, después de un De Millos Nada Más en el que hablamos con don Jorge Mario Neira sobre su libro y los ídolos que han pasado por Millonarios, pensé en sus palabras sobre los homenajes y cómo, en la medida de lo posible, deberían sobreponerse los en vida a los póstumos.

Unos meses después, con su ayuda, conseguí el número de teléfono de una leyenda otrora viviente del equipo. Yo vivía en una casa de barrio de tres pisos independientes pero con una sola línea telefónica, de manera que, excepto en el apartamento de la propietaria, había aparatos monederos para que los inquilinos no practicaran la tan colombiana arte de «mojar la palabra» y pegarse por horas a charlar. Así que alisté las monedas suficientes y me aventuré a discar.

Una voz fuerte pero serena atendió el llamado. Al inicio tímido, tal vez los primeros diez o quince segundos, el ex portero azul con cinco títulos y la enfermedad del cansancio y el olvido a cuestas me saludó y la aventura dio inicio. Me contó de cómo les pidieron permiso a su mamá y su papá para que lo dejaran viajar y radicarse en Bogotá, cómo sus pruebas en el Club empezaron literalmente a «juetazos», supe de sus aventuras en el exterior enfrentándose de palabra y de guantes en un penalti. De su club de salsa, de sus aventuras románticas que le trajeron rabietas con el doctor Ochoa. De Teusaquillo, de la vida, del olvido, de la gloria y de lo que realmente significaba Millonarios para él y lo que debería significar para los jugadores actuales.

«Los hombres pasan y las instituciones quedan. Y Millonarios debe estar siempre POR ENCIMA DE TODO». Así, con ese énfasis apasionado, me hablaba. Con una memoria prodigiosa y un dolor de haber sido dejado en los anaqueles del olvido y el desprecio en el tono rasgado de su voz. $9800 pesos en monedas de $200 se me irían en esa noche maravillosa y tan privada y personal como no habría nunca imaginado. El homenaje que pudimos hacerle completaría la magia de la que fuimos partícipes, pero éste inició en lo personal desde aquella llamada en la que sus agradecimientos por «haberme acordado de un viejo» y escuchar sus anécdotas me llenaron el sentimiento y el orgullo de ser enamorado de este escudo.

No era chocoano, aunque su apodo lo remarcara. Y ahora uno de mis jugadores favoritos de la plantilla heredó otro de sus motes… Qué mejor anhelo y presagio que ojalá permaneciera tantos años en el Club y lograra también cinco títulos o más con nuestra camiseta. Hoy don Senén Mosquera, pentacampeón y uno de los muy pocos jugadores que vistió solamente la camiseta de Millonarios en tantos años de profesionalismo, cumpliría 85 años. A los 80 decidió irse con muchas afugias y molestias, pero me sentiré siempre feliz y tranquilo de que partió con un reconocimiento en vida, una camiseta del campeonato de 2012 y un hincha que lo convirtió en su ídolo sin nunca haberlo visto en la cancha.

Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano