Millonarios Boyacá Chicó 2024

Canto de gol: Redención

Felicitaciones al profesor Alberto Gamero y a su equipo por su clasificación a los cuadrangulares (tarea obligada de Millonarios cada semestre, con él o quien sea en el banquillo Embajador). Porque es el camino directo a la única redención que me cabe en la cabeza después del esperpento vivido en la primera vuelta de la Copa Libertadores de América: ser campeón de la Liga.

Voy a aprovechar para de una vez tratar de dejar las cosas claras: el semestre no lo va a salvar la clasificación a unos playoffs recién maquinados de la Copa Sudamericana. Al principio decía que nos podía tocar un equipo argentino o brasileño que nos amargara las ilusiones, pero también nos podría corresponder como rival un onceno boliviano o uno chileno, que ya nos vencieron y desnudaron nuestro presente deportivo internacional tan débil.

A sabiendas de que ni a eso estamos hoy por hoy aspirando, porque somos coleros del grupo continental (más la incógnita de si se llegará a enfrentar un rival accesible para llegar a dieciseisavos de final de Sudamericana) ganar el cuadrangular A de la Liga 2024-1, llegar a la final y ganarla sería la mejor forma que tiene este cuerpo técnico para redimirse de sus errores en la conformación del equipo y la disputa de una Libertadores para la que nunca estuvimos a la altura.

Los “casi” no cuentan, los “pudimos haber ganado” no valen, los “merecimos más” no ganan partidos y los “debemos seguir mejorando” no nos llevan a garantizar la permanencia en torneos Conmebol. Lo hacen los goles facturados, los errores corregidos, los tantos de los rivales evitados y la sumatoria de a tres puntos. Los remates en los palos y los huevos de dos o tres jugadores, de once en la cancha (diez) tampoco dan bonificaciones en la tabla de posiciones.

Para no ir tan lejos, en 2023 el sentir era muy distinto, con una gran victoria contra Defensa y Justicia y dos contra un histórico como Peñarol. Después todo cayó en la incertidumbre y la decepción, pero apaciguadas por una Liga inolvidable contra Atlético Nacional, que fue la resaca misma que nos sacó de toda chance en Argentina cuatro días después. Y exactamente hace diez meses habíamos ya desistido de cualquier oportunidad, pero sabiendo que se vendrían 6 juegos internacionales fijos en 2024 y una ventana al mundo para los jugadores Embajadores, a quienes también les debió picar la vergüenza de estar en el torneo más importante de todo el continente. Quienes debieron haber sentido con más fuerza el reflector de los focos en sus uniformes, y debieron responder con la altura de una hinchada que sí se preparó para visitar La Paz, Coquimbo y Rio de Janeiro.

El presente de los equipos colombianos y las estadísticas no cuentan, por algo Millonarios pasó de tener 4% a 96% de posibilidades con sus victorias al hilo, antes del juego contra Boyacá Chicó. Profe Gamero: no me interesa el punto invisible de Tolima ni Bucaramanga, ni que Santa Fe llegue más arriba que nosotros; o que en Barranquilla haga mucho calor, ni que Pereira esté jugando bien al fútbol y sea una plaza brava. No nos importa que no hayamos podido tener un partido extra en Bogotá contra Equidad, o que tengamos que enfrentar al goleador del FPC en una potencial final. Hay que ganar, campeonar y punto. Porque la única redención y manera de que Millos vuelva a recordar lo que significa el peso y la enjundia de la Copa Libertadores es asistiendo a los grupos cada año. Y ya nos hemos demostrado que remando desde fases previas tampoco es lo nuestro.

El canto de gol para acompañar esta columna es ‘Hoy Tenemos’ de la banda bogotana Sidestepper:

Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano