Angie Vega

Canto de gol: cambio de papeles

La historia empezó en 2024 igual que el año anterior: debut de las Embajadoras con empate (aquella vez 1-1 contra Pasto) y en un juego que precedió a uno del equipo masculino en fechas casi idénticas: febrero 18. Hubo en este año, sin embargo, cambio de papeles porque el equipo del profe Gamero sí ganó en un horario más estelar. Pero hay cosas malas que no mutan y que sí deberían hacerlo.

No recordaba quién había sido el anotador en esa noche, y al buscar en internet “Millonarios febrero 18 2023” todas las sugerencias de Google me hablan del doblete de Osquitar Cortés contra Jaguares, en aquel apretado 2-1; no hay un solo resultado que mencione el estreno con gol de Paloma Fagiano, atacante argentina traída por Millos para pelear aquella Liga. Finalmente, ni siquiera para el gran gigante de las búsquedas online es rentable hablar de, mostrar o sugerir el fútbol femenino.

Pero volvamos al presente. Un horario espantoso, digno de las payasadas que se inventan en Dimayor para que tengamos que encender televisores de manera obligada, cuando nuestros viernes eran de Netflix, The Simpsons o tal vez Space para quienes gustamos del cine de terror. Y como si fuera poco, un juego de 3:30 en día hábil, como si el fútbol femenino no la tuviera ya de para arriba, para acortar las posibilidades de que las Embajadoras pudieran ser aún más acompañadas.

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Uno de mis compañeros de transmisión lo sugería y yo no veía fallas en su lógica: ¿Por qué no programaban el juego del Femenino después del masculino, para que (muchas) más personas pudiesen haberse quedado a apoyarlas? En caso de ser imposible porque el canal de los derechos manda, ¿por qué no corrían el horario de ambos juegos, tipo 5-7 y 8-10pm para hacer más amable el ingreso de los hinchas azules? Me habría encantado ver la primera opción y atestiguar si habría excusas para irse del escenario habiendo un juego pendiente, pero me habría encantado aún más la segunda, porque si podían llegar corriendo antes de las 6:15 para alistarse a ver al equipo del profe Gamero, se habría logrado mayor apoyo al de la profe Vega.

Una de las cosas más cómicas, dignas de nuestro F “P” C, fue el jueguito del tablero electrónico. Si es un solo arriendo y unos costos elevados de por sí pero que se reducen ostensiblemente al ser un doblete, ignoro la razón por la cual el indicador de los cambios funcionó el primer tiempo de las Embajadoras y el segundo de los Embajadores. Más jocoso aún, no comprendo por qué los numeritos rojos sí alumbraron al marcar 4 minutos de adición en el primer tiempo del Millos 0 – DIM 0, pero 20 minutos después ya dejó de funcionar para informar las primeras sustituciones de la visita y, en adelante, de ambos equipos hasta terminado el juego alrededor de las 5:30pm.

Sin duda lo peor de toda la tarde noche azul no fue el empate con sabor a poco del equipo de la profe Angie o la derrota flojísima del Millos varonil contra Águilas, sino la emputante lesión de Omitar Bertel y su ausencia el resto del año. La dolorosa jugada fue al minuto 8, más o menos 48 minutos después de la finalización del duelo previo. Y hubo otro cambio de papeles, porque a pesar que normalmente las cosas no funcionan en el fútbol femenino pero sí en el de hombres, esa casi hora no fue suficiente para avisar y corregir la falla del indicador eléctrico del cuarto árbitro, que sólo pudo funcionar de nuevo para los últimos cambios y el tiempo añadido de la segunda mitad.

Para sumarle a la Dimayor, a los hinchas, a los comisarios de campo y a los entes en los estadios, le sumo por último un mea culpa para todos los medios partidarios de Millos. Si es inadmisible confundir un Delvin con un Largacha o un Arias con un Ruiz, asimismo tendríamos que prepararnos mejor para que una Gutiérrez o una González no usurpen a una Garavito o una Castellanos en sus funciones en las canchas, sólo porque nosotros no distinguimos un rostro o no sabemos una dorsal.

La preparación que hacemos para comentar los juegos de las Embajadoras es y debe ser aún mucho más exigente, porque ellas no cuentan con el cubrimiento mediático que los hombres sí. Y cuando vayamos a una rueda de prensa, no puede volverse a repetir el cuento de cambiarle el nombre a la futbolista frente al micrófono, o peor, decir “la pregunta para la jugadora” porque le decimos en su cara que su nombre no es importante saberlo o recordarlo; o volarnos de nuestra silla frente a quienes están hablando o por hablar porque los mismos dos himnos vuelven a sonar y la pelota “más importante” está por rodar; porque finalmente ellas “no venden”. Los sosos papeles tienen que cambiar.

El canto de gol para acompañar esta columna es ‘She’s Kerosene’ de la banda californiana The Interrupters:

Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano