Tres tristes tigres… y un caballo

Cuando el árbitro pitó el final de aquel partido contra el América de los cuadrangulares y Fernando Uribe se paró en la mitad de la cancha de El Campin agitando su mano en señal de despedida, ahí las directivas de Millonarios debieron iniciar la búsqueda de un delantero ‘killer’ que reemplazara los más de 20 goles que el pereirano había anotado. Pero no lo hicieron, y como consecuencia de ello quedamos con la zona del campo más débil y con menos eficiencia del equipo. Es incómodo hablar del pasado, pero justamente ahí empieza la historia de los tres tristes tigres… y un caballo.

Jáder Valencia «El amuleto»

Jader tiene historia con Millonarios, a pesar de sus cortos 22 años. Hizo parte del equipo que conquistó la sufrida estrella 15 y del título de Superliga en Medellín. Se fue y volvió, resistido por la hinchada y ‘tirado a la guerra’ por la mezquindad de las directivas que lo vendieron como el refuerzo de lujo para liderar la ofensiva del torneo 2021-1 (aclaro, no es culpa de Jader).

Es, desde mi concepto, el delantero más completo que tenemos en medio de la escasez, pero no es constante y tiene partidos donde entra a romperla y otros donde se destaca por su ausencia. Aún se ve inexperto frente a ciertos defensas y no logra consolidarse en el frente de ataque. Debe seguir y es un buen jugador, pero no le alcanza para ser el killer de los 20 goles anuales que necesitamos.

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Diego Herazo «El Tanque»

«¿Hay otro delantero en Colombia más rimbombante que Diego Herazo?» Así decía Gustavo Serpa, nuestro célebre accionista mayoritario, el 4 de enero en una entrevista. Ahí le clavó una lápida al ‘Tanque’, que venía de ser el quinto delantero del DIM pero con una buena campaña reciente en Equidad.

No termina de encajar en el equipo, su estilo de juego dista mucho de la idea de Gamero y en la mayoría de juegos no es resolutivo y no ofrece variantes ofensivas más allá de fijar a los centrales del rival. Su fuerte son los penales, pero coincidencialmente no tuvo la personalidad para anotar el más importante del semestre: contra Fluminense en Libertadores. Se le van a acabando las oportunidades.

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Diego Abadía

El recuerdo de aquel delantero de la sub-20 se esfuma con el tiempo. Ya han pasado 3 años y no se ha logrado consolidar en Millonarios a pesar de tener todas las condiciones para hacerlo. La historia se escribe día a día y Abadía no puede seguir viviendo de ser el botín de oro de 2019.

Es algo mental, parece más preocupado por sus seguidores en Instagram, por sus medias bajitas, por sus bromas con Juanito y por su corte de cabello. El tiempo pasa y las oportunidades se acaban, y sería una lástima desperdiciar un talento así por falta de constancia y disciplina. Eso, precisamente, es lo que Gamero no le ha visto y por lo que no es habitual en las convocatorias.

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Ricardo Márquez «El Caballo»

Ese bus ya va solo. Se le ven ganas, la actitud no falta, pero el fútbol no lo respalda. Ademas, está muerto de ansiedad y sobrerevolucionado. Sin haber disputado la mayoría de partidos, tiene ya varias tarjetas amarillas y siempre es una expulsión andante. En Pereira, por ejemplo, le perdonaron la tarjeta roja por un codazo a Carlos Ramírez.

Le hemos hecho mucha fuerza al Caballo por el bien del mismo jugador y del equipo, pero ya es algo indefendible, más allá de las buenas intenciones. Esa opción de compra no se puede hacer, es insostenible. Ojalá cierre el semestre de la mejor forma y aporte al equipo en los cuadrangulares.

Sin duda, y como prioridad número uno para el Finalización, necesitamos un delantero de jerarquía que finalice todo ese juego ofensivo que genera el equipo (no me imagino este equipo con un ‘killer’, si así nos ha alcanzado para estar peleando liderato…). Pero hay algo claro a pesar de todo: a los tres tristes tigres y al caballo se les hará toda la fuerza del mundo mientras vistan la camiseta sagrada de Millonarios, porque si a ellos les va bien, al equipo también, mucho más ahora que estamos cerca de iniciar los cuadrangulares finales.

Por Andrés Rey (@andresreyhdez en Twitter)