Sobredimensionando la realidad

La palabra más sonada en gran parte de la hinchada de Millonarios es crisis. ¿Crisis? Creo que estamos olvidando que aún con este panorama estamos clasificados a Copa Libertadores, hace un mes celebramos un título, seguimos arriba en la reclasificación, el equipo financieramente ha dado buenas utilidades y lo más importante: la situación se puede revertir. 

Estamos muy lejos de lo que es una crisis. Quizás algunos no lo haya vivido pero igual se los contaron, y es que Millonarios en un momento muy oscuro de su historia no podía pagar salarios y tenía un cúmulo de deudas que llevó a su reestructuración empresarial. Hubo una época en donde los jugadores no querían venir a Millonarios por esa inestabilidad, donde el puesto promedio en los torneos era entre el 11 y el 13, donde clasificar a los cuadrangulares era una proeza. Esas eran las épocas del arroz con huevo, del kinder, de la ley de quiebras… eso era una crisis. 

Ojo, no con esto quiero minimizar la situación actual, que es muy preocupante. Estamos en una racha negativa con un déficit de puntos que tiene muy comprometida la clasificación al cuadrangular y es angustiante la falta de definición, los bajos niveles individuales (inclusivo de los que decíamos que siempre jugaban bien), los errores en defensa, las variantes infructuosas implementadas por el DT, la mala suerte con las lesiones, entre otras cosas más.

Pero dejemos los puntos claros: esto no es una crisis, es una mala racha de resultados. Y como toda racha se acabará en algún momento. ¿Que preocupa? Por supuesto, estamos acostumbrados a pelear arriba y a no tener afugias para clasificar (algo que fue generado por este mismo grupo de jugadores y cuerpo técnico), por lo que cuando suceden este tipo de situaciones la reacción suele ser alarmista. Y en medio de todo es entendible, pero tampoco debe ser extremista.

Acá hay dos caminos: el primero es seguir diciendo que estamos mal, que no vamos a clasificar y seguir renegando de las pobres presentaciones de los últimos partidos. La catarsis ya se hizo, ya sacamos nuestra rabia por revivir a los muertos, por perder con equipos mediocres y por dejar que El Campin fuera un fortín. Había que hacerlo y se hizo, pero por esa senda no creo que sea el camino, menos cuando la clasificación aún depende de nosotros y cuando en un mes jugaremos el gran objetivo del semestre.

El segundo camino está más por la vía de lo sucedido al finalizar el partido contra Equidad: alentar y apoyar. Gamero, Juan Pablo Vargas y Macka lo reconocieron al finalizar el partido, vieron ese actuar como un aliciente para revertir este presente tan negativo y sacar la cabeza a flote. ¿A cuál Gamero prefieren, al que salió contra Once Caldas o al que salió contra Equidad? Dejo que cada uno lo responda a su parecer. 

Alentar y apoyar no significa ser conformista o dejar de exigir. Es entender que de esta mala racha se sale mancomundamente y generando una sinergia entre todas las partes que buscan el mismo objetivo. No podemos caer en prácticas deplorables vistas en tiempo reciente como abandonar al equipo al minuto 60, aplaudir goles de los rivales, no alentar y vestirse de negro, o putear al equipo amado. Eso no somos nosotros, eso se lo podemos dejar a otras veredas con altos niveles de amargura.

De esta salimos adelante, no tengo duda alguna. Y es claro que juntos será más fácil ayudar a navegar estas aguas turbulentas. Y cuando eso pase retornaremos a ese lugar en donde estamos acostumbrados a estar, ese al que este mismo grupo de jugadores y cuerpo técnico nos supieron llevar. 

Por Andrés Rey Hernández (@andresreyhdez)