Hasta que la matemática diga basta
Lo del sábado fue una embarrada, literalmente hablando. Millonarios debÃa ganar esos tres puntos ante Leones, el colero del campeonato, el recién ascendido, el que aún no paga derecho de piso; el que solo habÃa ganado un partido en todo lo que va de la liga… Sobre el papel un rival débil, un equipo contra el que se podÃa cuadrar caja para seguir con paso firme hacia la clasificación. Pero no. Por esos caprichos del fútbol, de la vida, del destino, o de la forma que usted lo quiera poner, anoche nos ahogamos en la orilla. Toda la noche nadamos entre fango, agua, pierna fuerte, para al final quedarnos sin nada. Los números, esos contra los que no puede pelear nadie, daban por hecho que al final de los noventa minutos, Millonarios regresarÃa a Bogotá con 23 puntos, y casi listo para sellar su clasificación a los cuartos de final.
Hubo pasajes de ansiedad, que con el pasar de los minutos se fueron transformando en nerviosismo, y al minuto 48 de juego con ese gol del rival, todo se convirtió en desespero, en angustia. El reloj pasaba, Millonarios se fue encima de Leones que más parecÃa un gatico travieso escondiéndose de alguien cuando sabe que ha hecho una travesura. Se volvió un partido de una sola área, con un Millonarios volcado al ataque, y un rival defendiéndose patas arriba con uñas y dientes. Era increÃble estar perdiendo con el peor equipo de todo el semestre, era de no creer. Eso no cabÃa en la cabeza de los hinchas, que pegados a un radio, a un televisor, o aguantando la lluvia en Ditaires, veÃan impotentes cómo lentamente el reloj nos hacÃa la maldad. Si en la hinchada esto generaba angustia, calculen lo que podÃa estar pasando por la cabeza y el estómago de los jugadores… Las ideas se fueron diluyendo, a punta de garra y corazón se buscó el gol que permitiera equilibrar la balanza.
Y ahÃ, justo cuando todo se veÃa perdido, apareció Palacios en el minuto 90, ganó la raya, y cuando se disponÃa a centrar, lo bajaron. ¡Penal! Ayron, el capitán de anoche, tomó el balón con personalidad y carácter. Ansiedad al mil por ciento en el ambiente. El empate estaba ahÃ, a pocos metros. El arquero para un lado, el balón para el otro. Gol. Ayron corrió a sacar la pelota del arco y llevarla al centro del campo. Era claro que Millonarios querÃa ir por la victoria, pero el caprichoso fútbol nos tenÃa preparado algo muy diferente.
Ese empate, que al principio del juego se veÃa como una derrota y algo totalmente inaceptable, ahora era un bálsamo tremendo. No hubo tiempo ni siquiera de hacer las cuentas con esos 21 puntos, pues en un parpadeo ese gatico salió de su escondite nuevamente para en cuestión de segundos robarse las ilusiones del pueblo azul.
Pasada la frustración y la rabia, viene el momento de la aceptación y los cálculos. Los números dicen que aún quedan en juego 12 puntos, 4 partidos (todos muy jodidos): Envigado, Tolima, Huila y Santa Fe. Tenemos 20 puntos, los entendidos dicen que con 29 se entra, en lo personal yo le apuntarÃa a 30 puntos (nuestra diferencia de gol no es la maravilla, está hoy en apenas +1).
Para lograr esos 10 puntos, el margen de error ya no existe. De esos 4 juegos, debemos ganar 3 y empatar 1.
Envigado (en Bogotá): De los mejores visitantes de la liga. De los 20 puntos que tiene, 10 los ha conseguido fuera de su casa. Partido muy jodido.
Tolima (en Ibagué): Viene con una buena racha. De los últimos diez partidos jugados por liga, apenas perdió uno. Lleva cuatro partidos consecutivos ganando (dos de visita, dos de local). De los 25 puntos que tiene, 15 los hizo de local. Partido muy bravo.
Huila (en Bogotá): De altibajos, sin embargo de visitante no ha tenido buen desempeño. De los 24 puntos que tiene, 8 los ha ganado de visita. Partido de mucho cuidado.
Santa Fe: Clásico es clásico y hay que ganarlo. Punto. No resiste análisis.
Millonarios tiene una recta final de campeonato difÃcil, solitos nos hemos complicado, pero aún hoy, se puede. Los números, los frÃos e indiferentes números lo dicen. No estamos muertos, no estamos vencidos. Vamos a creer hasta que la matemática diga basta.
Eduardo Zabalaga Escobar
En Twitter: @ElCholosoyYo