Pasto Millonarios 2018

El día después, número 21

No fue el partido más vistoso, es verdad. Pero la victoria es un bálsamo para el alma.

Contaba Luis Gabriel Jiménez, luego de su periplo por Pasto, que los asistentes azules al Estadio La Libertad jugaban un partido aparte. Pasaron 365 días para volver a ver al equipo de sus amores porque, algunos, no tienen la oportunidad de verlo cada tres o cuatro días. Esa espera tiene recompensa: aún en la derrota, los telones siempre aparecen. Un abrazo para todos ellos.

Sobre el partido, resumido en un gol de un equipo despedazado por la crítica que hemos hecho, solo queda acordarse de la transmisión de televisión: Pasto atacó sin argumentos, Ramiro se la lanzó a Macalister para entregar un pase perfecto y Ayron, cómo no, definió la jugada más difícil del partido. Porque unos minutos antes del gol, fusiló al portero local con un disparo al cuerpo.

Queda atrás que Salazar sea el cambio del lesionado Barreto y que su disposición táctica haya sido más aguantar por la mitad del campo, antes que tener un destello de magia. Si bien Carrillo se paró bien en el medio campo, nos llegaron varias veces. Sánchez tuvo algunas afugias en el arco visitante y eso saltó la chispa de muchos, pero resguardó el cero y no hubo gol. Cadavid tuvo un cabezazo pleno, directo al ángulo, para la atajada del guardameta extranjero.

Partido trabado, difícil por la condición de la cancha. El balón picaba de forma extraña. El murmullo de los hinchas locales fue sonoro en la transmisión, así como el aliento de los embajadores en la tribuna norte. Paciencia, calma, resistencia. Tres puntos al bolsillo, fundamentales para levantar el ánimo de una hinchada abatida por los malos resultados. Se preguntó quiénes se cansarían más rápido, si los jugadores o el cuerpo técnico: llegó la calma necesaria.

Este jueves nos visita el descendido Leones: esos equipos, que ya no tienen nada que perder, son los más difíciles de enfrentar. Por otros tres puntos.

Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco