Millonarios - Chicó 2018

El día después, número 1

Volver al estadio luego de casi dos meses equivale al primer día de clases post vacaciones. Este domingo que acaba de pasar y luego de un ajiaco tan delicioso como generoso, fuimos a parar al Nemesio Camacho. Cerveza va, cerveza viene, en El Palacio del Colesterol: hablamos de camisetas, la más linda, la más fea; la nómina convocada, los titulares, las variables de juego del equipo de Don Miguel. ¡Oh sorpresa, Hauche titular! Hicimos memoria de esa primera vez en la cancha, de si tienen o no cábalas para ir al estadio o ver un partido. Conversaciones que tal vez sostenemos y repetimos con tanta frecuencia, que, curiosamente, no pierden sentido sino que se revitalizan con el pasar de los años.

Los saludos, los que nos vemos siempre, los que no van a volver por lo menos durante un semestre por sus obligaciones familiares; la nostalgia de los que faltan, la alegría por los que llegan y un ambiente rarísimo para este partido. Todos íbamos para fútbol, pero nadie estuvo con camiseta azul, con escudo embajador. Nadie es un decir (la foto de una familia, papá, mamá e hijo con camiseta de Millonarios y sin poder entrar, será una postal para el futuro): por decreto de un funcionario de la Alcaldía, que debería declararse impedido en su cargo para regentar la seguridad en relación con el fútbol, se determinó que detener a 300 personas no es suficiente para castigar a quien hace desmanes con una camiseta de fútbol. Ese funcionario, tan bravucón por redes sociales en 2012, pidió que la Fiscalía investigara a Millonarios por lavado de activos, en una acusación tan ‘trumpiana’, carente de pruebas y en claro alineamiento con el pronunciamiento de un hincha dolido, que ve un equipo diferente al suyo levantar títulos. ¡Me quedé esperándolo para ver el partido, señor García: quería decirle unas cuantas verdades en la cara, no en redes sociales!

Bueno, no jodamos más y vamos al fútbol. Los goles, cuatro. El funcionamiento del equipo, un sólido ocho después de los primero 20 minutos. Los errores, dos. Don Miguel nos mostró un refuerzo ganador, por Hauche, con otra mentalidad, como él, que ofrece dos diferencias en el esquema de juego del semestre anterior: puede ser un extremo por ambas bandas, o puede ser un nueve de área que se mueve desde atrás. El segundo gol, una oda a la rapidez, ¡vamos que se puede! Wuilker, el gran niño venezolano, el prodigio de la portería, tuvo dos errores y uno de ellos compartido: el hecho que haya sido un salvador en muchísimos partidos y se lo hayamos dicho, no impide que señalemos los desaciertos de ayer y una que otra pelota que soltó en el área, como el semestre pasado frente a Envigado, para un tiro libre indirecto. La enjundia del capitán Cadavid para patear el tiro libre penal, ¡mamita, le dio con el alma, pero lo estrelló en el palo para ponernos 3-1! Poca resistencia en la barrera y la carencia del “no se juega más” luego del minuto 80, ese tiempo tan extraño, que nos persigue, parecido al “ojalá no nos falten esos puntos a final de semestre”. El líder habló en conferencia de prensa: “no quiero llegar como el semestre pasado, buscando las cosas en la última fecha”. Clarito y sin excusas.
Próxima parada, Asunción con escala en Panamá, al clásico Defensores del Chaco, frente a General Díaz.

El camino es largo y culebrero.

Si va a debatir, nos vemos en @lejameco