Millonarios Medellín 2022

El día después: envero

Tomar vino es una de las actividades de esparcimiento que más disfruto en mi vida. Como profesional en la materia, tengo la manía de calificar lo que me gusta y apartar lo que detesto. Ese conocimiento no solo se basa en las grandiosas borracheras que me he pegado, sino en el argumento técnico que está en los libros que he consumido a lo largo de mis años de experiencia. Al final les contaré por qué hablo de esto.

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Fue irreconocible el equipo en el primer tiempo. En cierto sentido, dolió demasiado verlos tan agazapados, esperando al rival, que venía de vencer en su clásico de Medellín con solvencia en el resultado, pero con dudas en su andamiaje. Fue anormal ver a Millonarios con un dejo de pereza y desgano. Esos dos goles en contra nos pusieron a palidecer y nos metimos dentro de la viña sin saber dónde está la parcela adecuada, la de mejor rendimiento por hectárea. Hoy leo que Mackalister confirmó mis sospechas: en el camerino, después que terminó la primera etapa, se dijeron las cosas a la cara con mucho respeto. Encerrarse en ese cuartico hizo que creciera un equipo y con él un racimo de uvas de buena calidad. Hubo una reunión entre ingenieros agrónomos y enólogos para decidir qué parte del libreto se nos había olvidado.

No voy a resumir lo que pasó en el segundo tiempo, pero sí les daré un símil vitivinícola. En Francia, cuando las nevadas son intensas, los gerentes de la viña y sus trabajadores prenden fogatas para que el cultivo no solo no muera, sino que se mantenga estable con miras al ciclo productivo de cada árbol (parra, en lenguaje técnico). A raíz de esa conversación velada que nos contó nuestro capitán, todo se iluminó y hubo calor. Cuenú dejó de ser ese tímido muchacho al que Pons empujaba levemente y se convirtió en un verdadero mago de la saga, junto con la enjundia de Llinás, que se metió con el público de forma respetuosa, pidiendo el aliento que a ellos les faltaba. Y el corolario fue Ruiz, quien introdujo ese gol que faltaba para tachar otro anti récord embajador.

Nuestras anotaciones, así nosotros no hayamos participado en alguna, no solo son argumentos de jerarquía grupal: son posicionamiento dentro del convencimiento pleno de lo que ellos aspiran ser, de lo que nosotros queremos celebrar siempre: tener jerarquía gracias al proceso. Espero que tengan claro esto: no es normal que un equipo con un hombre menos sea capaz de empatar el partido y seguir de largo en la serie. Esto es lo más inaudito y magnífico que podemos atesorar para los próximos años. Algún día entenderemos que la importancia de la noche pasada son las lágrimas de Gamero en el gol del capitán. En ellas están contenidas la recompensa a tantas pruebas de laboratorio que, vuelvo a los vinos, deben repetirse cuando se busca la perfección en la mezcla del caldo final.

Termino así. Antes de la cosecha, las uvas dejan de crecer y se vuelven maduras. Ese paso tiene una preciosa palabra francesa y es ‘véraison’. Traducida al español, es envero. Hoy quisiera abrir la mejor botella de mi cava, que es un Alain Graillot Saint Joseph 2013, pero lo haré el día adecuado, porque todavía no es el momento. Y con ella me acordaré de celebrar la expulsión de Pereira, ya que fue lo mejor que nos pudo pasar la noche de anoche. Creo con firmeza que este equipo está listo para ser vendimiado.

Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco