Cúcuta Millonarios 2023

Canto de gol: matar el fútbol

«Esto está alejando a la gente de los estadios». La frase es de la periodista Cecilia Gamboa. ¿El escenario? Las declaraciones de Millonarios posteriores al juego contra Cúcuta. Su afirmación, que fue parte de una intervención de 100 segundos en una rueda de prensa, creo que fue el moño perfecto de un partido en el que sencillamente pasó de todo.

Es curioso que la periodista que cubre al equipo motilón mencione la quema de tiempo como la causal de que las personas desistan de ir a un partido en una gradería. Si bien la respuesta del profesor Gamero estuvo al borde de la perfección, aduciendo las condiciones del partido, el empate técnico con el derroche de minutos del Cúcuta en El Campín, y los 10 minutos que se adicionaron al reloj marcar los 90 reglamentarios, me permito decir que a esas palabras del profe le faltaron unas cuantas razones más.

Primera etapa: personas con acreditaciones que no tenemos una tribuna de prensa y con quienes los gerentes de comunicaciones deben hacer maromas para protegernos y ubicarnos. Unos jugadores locales fuera de la convocatoria que tuvieron que pedir autorización para hacerse en la tribuna clausurada de oriental segundo piso por su seguridad, al no tener una sección propia y protegida en occidental (mientras el presidente Cadena toma whiskey en su palco privado). Un estadio que tuvo que cerrar sus puertas y poner a su PMU a trabajar con todas las fuerzas porque hubo sobreventa de boletería y no cabía un alma más, traduciéndose en disturbios a las afueras, vallas arrancadas y colados que trepaban con furia los muros y escaleras de protección y acceso. Y sí, seguimos en el primer tiempo.

Segunda etapa: pirotecnia hermosa y autorizada, pero acompañada por láseres prohibidos y apuntados a la cara del portero rival desde el inicio del partido. Lluvia de piedras desde el parqueadero hacia el estadio por esas personas que les cerraron las puertas aún teniendo boleta en mano, y tormenta de botellazos de los hinchas motilones a los jugadores visitantes titulares y suplentes en cada oportunidad posible: sustituciones, córneres, saques de banda o celebraciones. Peleas entre hinchas del mismo Cúcuta por el estado de embriaguez, teniendo niños propios y ajenos al lado… ¿Qué tal que hubieran pitado el penal cometido sobre Fernando Uribe?

Y aún no puedo terminar. Porque con el pitazo final, la evacuación previa de los hinchas azules, y el orgullo que deberían sentir y seguramente sienten ustedes por un buen equipo que tienen, se creía que todo iba hasta ahí. Pero faltaba lo peor…

Andrés Llinás, elegido como la figura del partido, no pudo dar las declaraciones respectivas por salvaguardar su seguridad. Cuatro o cinco jóvenes ubicados en la tribuna sur saltaron el muro de contención, atravesaron toda la cancha sin un policía que los detuviera, y llegaron a agredir a los jueces e intentar agredir a los jugadores rivales; los ademanes de meterse las manos a las gónadas, propias de quien esconde y quiere extraer objetos contundentes o cortopunzantes, nos tuvo atónitos y temiendo lo peor (que todos los dioses bendigan a los muchachos de logística que los «tacklearon» y evitaron una tragedia infame). Varios hinchas cucuteños intentaron agredir a la plantilla albiazul ya dentro del camerino con pilas y monedas. Y ni hablar de lo que pasaba afuera, donde las cacerías de hinchas visitantes, las puertas del estadio abiertas y sin vigilancia de quién reingresaba y la impunidad se bañaban de licor y pasividad de los agentes de policía encargados de controlar los alrededores.

Todo eso, doña Cecilia, es lo que en verdad aleja a las familias y la gente de los estadios. La violencia, las fallas en la logística y el control de seguridad, el irrespeto por los derechos básicos de una persona y/o un profesional, y la devaluación de la vida de un ser humano excusada en la pasión por un equipo de fútbol, eso es lo que en verdad desanima a cualquiera y le da razones suficientes para no volver a un escenario deportivo. Tal vez si empezamos por ver la viga en el ojo propio antes que la paja en el ajeno podamos poner un granito de arena para tratar de cambiar el irrefutable contexto de intolerancia y violencia en los que están Cúcuta, Bogotá, Medellín, Cali y todas las ciudades del país por cuenta del fútbol. Un saludo para ti, también.

El canto de gol para acompañar la columna de hoy es ‘War 4 Peace’ de la banda mexicana Los De Abajo: https://youtu.be/en2dFrLzvqY?si=nbGazH26cy5KiOeE o https://open.spotify.com/track/3beXppvBycZ5qD0ZNpRiXb?si=FuPql_oxSxWwYJZeTSwahw

Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano

Foto: Dimayor