Comandos Azules

Los Comandos Azules: momento de reinventarse

Los Comandos Azules, la «primera barra brava de Colombia», vive una situación particular. Sus miembros anuncian unión de todos sus frentes desde el año pasado, evidenciado con un comunicado emitido el pasado lunes. Al mismo tiempo, el distrito ratifica que la que era su tribuna, la Lateral Norte, seguirá siendo la tribuna familiar y las barras populares, ambas, deberán ir a Lateral Sur.

En Tunja se vivió un ambiente fenomenal con dos tribunas llenas de gente, muchas banderas, cantos y aliento. En El Campín, en cambio, es desolador: no se llena ni un tercio de la tribuna Lateral Sur, tanto la Blue Rain como los Comandos llevan poquita gente a la popular. Algunos de los habituales asistentes de Norte migraron a Oriental, otros ya ni se acercan por el estadio cuando jugamos de locales. ¿Tendrá que ver la medida de Dimayor de pedir el «carné de enrolamiento»?

A finales de los 90, los Comandos Azules se convirtieron en todo un movimiento popular en la ciudad. En todos los colegios y universidades se volvió una moda hacer parte de la barra y la Lateral Norte, que alguna vez ya había sido una tribuna de familias, pasó a ser el centro de operaciones de la primera barra popular. Después llegaron los viajes para alentar al equipo en otras ciudades como barra organizada, desde 1997.

Fue tanto el auge de los Comandos, que las otras barras de los equipos rivales nacieron como competencia. Así es, Los Del Sur, La Guardia, El Disturbio y el Barón, todas las barras bravas de Colombia nacieron como respuesta a Los Comandos. Eran otras épocas, en las que Millonarios jugaba en el puesto 13 de la tabla y los únicos que lo acompañaban eran los muchachos de la Lateral Norte, los que lideraban la parada en el estadio y puteaban a los de Oriental si empezaban a chiflar al equipo, épocas en las que el estandarte era el aliento incondicional. Eran épocas en las que todo el mundo quería ser Comando y en las que los rivales aprendían de las fiestas que hacía la Norte de El Campín.

Después, como casi siempre pasa en Colombia, todo lo bueno cambió. Llegaron las internas y las divisiones, de ahí nació -o renació- la Blue Rain y así se cumplió el sueño de muchos, de tener siempre las dos laterales llenas. Sin embargo, la administración López-García cambió todo para siempre (hasta para eso fue putrefacta la administración López-García). La barra brava se dividió en 2010, y desde ahí, nunca volvió a ser igual. Han sido pocas las veces en las que Norte volvió a lucir imponente, y varias de sus riñas internas ocasionaron que en muchas ciudades del país se empezara a aplicar cierre de fronteras.

Dos frentes distintos con el mismo nombre pero se perdió la esencia. De aquellos tiempos en los que Millonarios jugaba con 3 mil personas en la tribuna, casi todos en Norte porque Comandos era la única barra que de verdad no abandonaba, no queda nada. Con el tiempo, Oriental y Occidental tomaron la batuta y empezaron a aplicar la política de no abandonar ni putear. En Norte se perdió el Norte, de repente los cantos que más se escuchaban eran los de puteadas así el equipo ganara, en los alrededores de la tribuna se denunciaban robos los días de los partidos. Hasta que se tocó fondo el año pasado, cuando quisieron hacer un boicot para hacerle perder puntos y dinero al equipo por estar en contra de la administración actual. En las calles, la imagen del hincha de Millos pasó a generar inseguridad por los actos de vandalismo, ya nada era igual.

Tantos años de divisiones y de haber perdido el rumbo generaron lo que parecía impensado y que hoy es una realidad: la Norte ya no es de los Comandos sino de las familias. De todo esto deben nacer oportunidades. La barra debe reinventarse, recuperar su esencia, esa que la llevó a ser todo un fenómeno popular en Colombia durante casi diez años. Ojalá sus líderes, que volvieron a anunciar unión de sus frentes, lleven esos comunicados a la realidad y retomen la filosofía original de lo que alguna vez fue Comandos Azules.

En Sur o en Oriental, Comandos debe renacer y surgir de nuevo, algo que solamente se va a lograr si se ve la unión y la tribuna vuelve a estar llena y se deja de lado la mala imagen que se ganó en los últimos años que alejó mucha gente del estadio por inseguridad. Si Comandos le muestra al club y al distrito que de verdad hay una unión, se podrá pensar en su regreso a la Lateral Norte. Ojalá la barra recupere su esencia, por el ambiente, por la fiesta y por todos los que alguna vez pasamos por esa tribuna e hicimos parte de la primera barra brava del país.

Twitter: @elmechu