Nacional - Millonarios 2018

El día después, número 5

La crispación de la pasada semana, atizada por las declaraciones del entrenador del verde antioqueño, terminó anoche en un empate que, siendo claros, benefició a Millonarios en el Atanasio Girardot. Si alguien se preocupó de forma adicional por lo que sucediera en este partido, era el técnico rival.

Millonarios privilegió el contenido antes que la forma: se insistió en que, con el mismo esquema de juego, hubo diferencia con la misma nómina que le ganó a Patriotas en Tunja. El equipo con el ‘Búfalo’ Ovelar como carta de ataque, tiene una mayor posesión del balón, sin privilegiar el juego de bandas al que Don Miguel y compañía nos tiene acostumbrados.

Hay hinchas propios que tienen costumbres raras. Una de ellas es cebarse con jugadores que no son del agrado de muchos entendidos del balón: Elíser Quiñónez demostró que atacando palidece cuando debe regresar, pero en defensa es solvente (notas: cabezazo y remate para dos jugadas reales de gol y ¿Helibelton Palacios fue determinante en el juego de extremos del técnico local?). Triste: parece que hay enemigos en propias filas pero siempre, en las mejores familias, hay discusiones.

Faríñez, el niño bendecido del arco, se erigió como figura cuando peor la pasaba Millonarios: tres remates contenidos y un palo salvador, ese travesaño que es la extensión de sus brazos, ante un Déiver Machado que nos puso en aprietos con pelotas cruzadas. Duque, ¡siempre Duque!, el mejor del partido, salió con molestias, aún cuando el cambio era Marrugo por Macalister.

Esa es la vida del refuerzo: llega a un equipo, no sabe cuándo podría jugar, espera su tiempo y disfruta su momento. Durante 84 minutos, Marrugo no llenó los espacios en el medio campo debido a la fuerte marca impuesta por el rival, pero en el área tomó con zurda un rebote de una ¿mano? anterior y la guardó lejísimos del portero.

El deber de un clásico, si así le llaman a este, es ganarlo; y cuando eso no pasa, empatar no es malo. Tenemos déficit, sí, innegable, son tres puntos que nos faltan, pero el de anoche sabe bien por la condición y el rival. Sabe mal el gol de ellos, más cuando una de las virtudes de Millonarios es su defensa y entre los dos centrales, el ex delantero embajador tuvo tiempo hasta para tomar un café antes de rematar.

Parece que siempre estamos en estado de crispación pero esta semana es determinante para el semestre, así vayamos paso a paso: miércoles contra General Díaz y domingo en un clásico verdaderamente clásico, frente a Deportivo Cali.

El tiempo apremia.

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