Niños Embajadores

La importancia de ganar por los niños

Los hinchas de mi generación tuvimos que tragarnos aquel atraco de Hernán Silva en El Campín ante Nacional, que después levantó la Libertadores/89, hecho que hizo que muchísimos de los compañeritos de colegio optaran por hacerse seguidores del equipo verde de Antioquia. En los siguientes años, América y Nacional disputaban título y subtítulo en Colombia y Bogotá se llenó de hinchas de esos dos equipos. Normal, generalmente, uno se hace hincha del que gana.

Por eso mi generación, y las siguientes, las más sufridas de todas, son las que más han sentido en el alma a Millonarios. Hinchas de amor puro, ya no por los títulos porque no hay, sino por corazón, mística. El escudo de Millos tiene una conexión que nadie entiende, pero que es real. Durante esas dos décadas que fueron los noventas y los primeros años del nuevo siglo, los líderes de la época apelaron a utilizar el amor por la ciudad como bandera para «preservar la afición», aprovechando que Santa Fe no existía… Solo por eso, Millos conserva una de las hinchadas más grandes del país todavía.

La generación azul de esta época, en cambio, tiene un problema mayor. Nacional es ahora el club más ganador de Colombia, y a diferencia de lo que nos tocó a nosotros, los niños de hoy ya se han acostumbrado a ver a Santa Fe ganar una copa por año. Por eso, como los rivales más odiados andan ganando siempre y nosotros no, es normal que uno pregunte en los colegios y casi todos los infantes sean rojos o verdes, relegando al equipo azul al tercer lugar. En los torneos de fútbol infantiles, cada vez son menos las camisetas azules que se ven. Quienes tienen hijos, sobrinos o ahijados entre los 4 y 10 años pueden dar fe de esto.

Por eso, haber visto el estadio ayer lleno de niños en Oriental y Occidental, y haberlos visto salir felices y contentos por el triunfo de su equipo es algo que reconforta el alma. Verlos cantar, mover sus bufandas, saltar, gritar los goles, aplaudir cada jugada y celebrar a rabiar la victoria es lo más atractivo y emocionante de la jornada del domingo. Seguro, los grandes podrán haber salido inconformes y diciendo cualquier cosa para llamar la atención o sobreactuarse. Ayer, eso era lo que menos importaba, ver tanto niño feliz con su camiseta azul en estos tiempos fortalece el alma.

Si la vida te da la oportunidad de llenar el estadio solo de niños tienes que ganar, no importa el resultado ni el cómo, ganar para construir hinchada, ganar para seguir cultivando afición y no perder las nuevas generaciones, ganar para seguir ufanando que tenemos la mejor hinchada del país porque es algo que se puede preservar con el tiempo.

Ellos, los niños, fueron la razón más atractiva sobre por lo cual ganarle al Huila fue tan importante, incluso más que por el hecho de seguir entre los ocho. Ganar para que lleguen a los colegios sonrientes y orgullosos de ese escudo que eligieron, con todo y que son los acérrimos rivales los que levantan copas. Por eso importa poco si el equipo jugó bien, regular o mal. Ver a los niños saltando de emoción es más importante que cualquier banalidad que el supuesto y patético «paladar negro» pueda argumentar.

Twitter: @elmechu