Millonarios - General Díaz

El día después, número 6

Cosas increíbles pasan en noches frías, donde el viento arrecia en la temporada de cometas de Bogotá. El verano que promete la alcaldía cada año no sale en el día: está en la noche y en forma de cuatro hermosos goles y puede ser la probable razón para que hoy brille con más fuerza el azul cielo capitalino.

Durante unos pocos días y post partido con el verde antioqueño, el nerviosismo producto de no saber cuál es el verdadero equipo que está diseñado en la cabeza de Don Miguel, se alejó de nuestra mente. Millonarios encontró sociedades, pases, desbordes y claridad en el momento indicado. El resumen no es el resultado desde los goles: hay jugadores que, paso a paso, van marcando diferencia.

Desde adelante hacia atrás: Hauche, endemoniado, supo permear con diagonales la defensa de General Díaz y puso el pecho, literal, todo el partido; Ayron, sacrificado, recibió el mimo desde la tribuna cuando parecía que no tendría suerte frente al arco. Ovelar, ¡Búfalo querido!, define con magistral categoría y cuando no tiene el balón, es solidario entregándolo. Carrillo fue aplicado en marca y un remate de media distancia hizo palidecer el portero visitante; los huevos de Duque, grandes, muestran porqué, cuando está enchufado, el equipo juega al ritmo de su gran corazón.

Y Marrugo, joder, qué partidazo: cuando él no tiene el balón, hace del espacio vacío un mar de posibilidades; cuando tiene la pelota, es claro y punzante con el pase, con Ovelar como referencia. Tan preciso estuvo el número 13, que Ricardo Lunari, en Twitter, le regaló un ramo de flores comparándolo con grandes talentos del balón que pasaron por Millonarios.

La defensa no tuvo tantas afugias y respaldado por la gente, el uruguayo De Los Santos también fue ungido por la tribuna cuando su juego no era el mejor. Cadavid y Banguero en lo suyo, con mucho por mejorar y contagiados por el buen fútbol de Millonarios. Román, el canterano, no permite que extrañemos a ‘Cuchilla’: no se amilanó con ningún duelo en defensa y su posterior transición hacia el ataque. Y Faríñez, siempre regular, levantará mucho más el nivel.

Con los cuatro extranjeros, sin decir que en la casa no hay talento, entendimos que era la mejor nómina posible en una noche de gala. Don Miguel sabe que tiene buenos problemas porque debe alinear al que esté mejor sin incumplir la norma local (solo tres foráneos en cancha). Es irrespetuoso afirmar que anoche fue “un buen entrenamiento”, como lo aseveró un ex portero embajador devenido en comentarista nocturno de fútbol: fue una muestra de solvencia y resolución de problemas en 90 minutos, además de un sonoro puñetazo en la mesa; hace 33 años no se ganaba como local ante un equipo paraguayo. Es copa y la queremos con obsesión.

Viene un clásico bogotano, pero en copa internacional y eso no pasa desde 1976: que sea un motivo más. Serán dos noches de magia, nervio, corazón y tensión, clásica noche de copa capitalina.

Próxima parada: el Nemesio Camacho, contra Deportivo Cali. Otro encuentro que pinta como partidazo.

Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco