El día después: nuestra radiografía
Gilberto García, ‘Alcatraz’, estalló en rueda de prensa en Armenia, luego de perder 0-3 contra Tolima. Esta vez no fue un tema meramente deportivo: hacinados, durmiendo casi cuatro personas en una habitación, lejos de sus familias, los jugadores del Cúcuta no han cobrado entre tres y cuatro meses de salario. Saltan a la cancha por amor a la profesión, porque esperan competir con alegría y revertir tantos golpes que les da la vida.
Esto para señalar que Millonarios, gracias a Dios y papá Amber, no se muere de hambre, tiene la nevera llena; a sus jugadores y cuerpo técnico no les han cortado el internet y mucho menos están a punto de ser desalojados de sus domicilios, como pasa en Armenia. Ellos llegan en sus carros alta gama, entrenan, trabajan y sienten que hacen las cosas bien en su quehacer diario. La posición en la tabla general no da cuenta de todo eso que profesan. Y son apapachados por sus mujeres, esposas. Hasta ellas tienen tiempo de defender en redes sociales cuando al capitán azul solo le falta darle un abrazo e invitar un café al árbitro central.
Azul y Blanco no navega en aguas turbias: se hunde en el mar de su indecisión. Prefieren taguear prendas deportivas en sus fotografías. Hoy venden ropa, marca propia o alemana, pero carecen del sentido obvio: no tienen un equipo de fútbol que respalde su andamiaje corporativo, únicamente sostenido gracias a préstamos del fondo mayoritario. La limosna que recibe la empresa es bienvenida, por supuesto, pero eso somos para Joseph Oughourlian: un equipo del que tiene idea pero que no está dirigido por él. Su prioridad es Lens.
Mientras tanto, aquellos que gozaban hablar con Diana Calderón en horario prime radial, como Enrique Camacho Matamoros, no aparecen. ¿Alguien sabe dónde está Gustavo Serpa? ¿Jugamos “Dónde está Javier” con él o apostamos en BetPlay por su paradero?
En el plano deportivo, Alberto Gamero ya empieza a poner cara de perro desahuciado. En la rueda de prensa deja de ser importante lo que dice (“nos hace falta el gol”, “el penal hubiera cambiado el partido”, “todos los partidos con VAR o todos los partidos sin VAR”) para empezar a leer sus gestos. Es pesado, lento, mira hacia el piso y solo falta verle los pucheros por el tapabocas marca MFC. Ya no entiende qué pasa y solo hasta ayer empezó a sentir que ya no compramos el discurso vacuo, superficial, de hacer las cosas bien y no merecer. Mi padre me lo dijo y no le hice caso: “pobre Gamerito, lo van a quemar”.
La primera solución a la vista y que propongo humildemente: Andriy Shevchenko, ex jugador y seleccionador de Ucrania, tuvo que ponerle los guantes a su entrenador de porteros porque los titulares fueron diagnosticados con COVID. Tenemos a Arnoldo Iguarán entrenando delanteros: yo lo convocaría, titular inmediata y la primera orden para él sería ¡hay que pegarle desde afuera!
Necesito tres días en la playa, con una botella de tequila blanco, para gritar al horizonte “¿y cuándo putas volveremos a ganar?”
Esa es nuestra radiografía.
Próxima parada: Envigado en el Polideportivo Sur.
Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco