Envigado Millonarios 2020

El día después: todavía queda ilusión

Hasta que llegó el día: por fin volvimos a ganar. El tiempo no da espera, pasa factura. Anoche, después de tanto, Millonarios volvió a sumar tres puntos. En el duelo del fútbol base, con metodologías de trabajo diferentes, los embajadores fueron un poco más superiores. Un gol de ventaja es el paraíso. Un poco de oxígeno no viene nada mal.

Envigado celebró 31 años de existencia. Se definen a sí mismos como la cantera de héroes. Su proceso está cimentado en vender, no en salir campeones. Bien o mal, hay equipos que escogen ese camino porque creen que la subsistencia en el fútbol colombiano está mediado por la venta de bienes deportistas. Se dan el lujo de poner delanteros de 16 añitos para que sean revelaciones y así puedan seguir salvando el proceso.

Millonarios juega por necesidad imperiosa con futbolistas jóvenes. Acá toca madurar jugadores biches por la presión de salir campeón, así como por el panorama económico. A la irrupción de Emerson Rivaldo, descarado, en vía de consagrarse pronto, se suma que seis jugadores más, jóvenes, están dándole la mano a Alberto Gamero, quien no está acostumbrado a este panorama. Con o sin convicción, hay varios que ya dejaron de ser promesas para transitar el camino de la madurez. Felipe Román parece veterano. Stiven Vega es definido como trabajador silencioso y sin él, no existiría equilibrio en el medio campo, dejando libre a John Duque, ingeniero recién titulado, para que haga la función de volante ofensivo con un poco de recuperación. Y así con Klíver, Paz, Bertel. Y no olvidemos los que vienen en camino esperando su oportunidad: Rengifo, García, Llinás. Etcétera. Antes no podíamos contar tantos jóvenes con dos manos.

Pedíamos ganar un partido y así fue. No fuimos brillantes pero sí certeros. Pereira, el goleador, está lesionado. No lo extrañamos por sus goles porque Chicho Arango nos recordó que está en el frente, presto para definir, para aplicar esa ley del ex que tanto nos agota por momentos. Las dos dianas ayudan para salvar una noche. Márquez sigue al debe, con crédito nulo. Queda todo por mejorar. Por ejemplo, levantar la cabeza desde las líneas posteriores para salir con criterio hacia el arco rival: no devolver el balón en instantes puntuales haría que Millonarios fuera mucho más ofensivo.

Los embajadores toman un nuevo aire. La victoria permite respirar más tranquilo. Gamero tiene cuentas de los puntos que necesita para clasificar pero no de las noches, más de 200, sin ganar, hasta ayer. Nuestra cara sonríe nuevamente. El estado de ánimo mejora de forma notable para todos los hinchas. Volvemos a ver el sol. La esperanza todavía, increíble, coquetea con nosotros.

Eso sí: somos extremadamente ilusos.

Próxima parada: contra el colero, Patriotas de Boyacá, en el Nemesio Camacho.

Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejamecoÂ