Canto de gol: Leonardo Castro

Estaba en el DIM. Lo veía jugar y marcar y decía que me gustaría que fuera azul algún día. Leonardo Castro salió de Medellín para regresar a Pereira y ser campeón con el primer equipo profesional que le dio la oportunidad de debutar en el profesionalismo.

Leonardo abrazó la gloria en su casa adoptiva pero postergó su actuación continental un año, al apostarle a la invitación que le hicieron Alberto Gamero y Ricardo Salazar para venir al club. Y sólo un semestre le bastó para meterse en la historia y volver a festejar una estrella, pero esta vez contra Nacional en la final más importante en la historia del fútbol colombiano.

Ya tiene 33 goles con Millonarios, igualando a los marcados por un tal Adolfo Pedernera pero con menos juegos disputados. Suma también varias asistencias, justamente en todos los tres marcados a Junior tuvo participación, haciendo el pase a Emerson en el que él no facturó. Y antier con su ex equipo pidió la pelota con la misma personalidad de siempre y cobró el penal para tenernos hoy dentro de los 8 y dependiendo de nosotros mismos.

Pero, como si ello o su entrega en todos los minutos que juega en la cancha, o su sacrificio defensivo cuando Millonarios no tiene el balón no fuese suficiente, sus acciones con la pelota fuera del campo también son dignas de un crack como Leo. Dos en concreto se vieron también la semana pasada: una, siendo enganchado en el aeropuerto por un tuitero juniorista, quien lo provocó a placer y aprovechó su cobardía para presionarlo con la familia del ariete al lado y ocultando su rostro en el video que grabó. La simple gambeta de Castro frenando la cámara de ese payaso era mucho menos de lo que merecía.

La segunda me arrancó varios aplausos de las manos el miércoles de cancha. Millos ya venía sufriendo los lloriqueos de Junior, y llegó una reposición del visitante en el córner de oriental sur. La lluvia de monedas no se hizo esperar y las lágrimas del zaguero visitante tampoco. La reacción de Leo fue la diferente: histérico, gesticulaba hacia la hinchada azul yendo más allá de sólo pedirles calma; al borde del insulto, les manoteó y dijo que pararan ya con la idiotez, que no le dieran más motivos a los barranquilleros para escudar esa cobardía (al parecer característica del equipo y sus hinchas) y que no se cagaran la victoria parcial.

Cuando estaba en el DIM lo veía jugar y marcar y decía que me gustaría que fuera azul algún día. Hoy quiero aprovechar que no es una final ni estamos en cuadrangulares, para que sea más natural y sincero el agradecimiento a Leonardo Castro, el genio de la camiseta 23 que hoy disfrutamos en Millonarios y en Bogotá. Pero también a Pereira y a los equipos aficionados que le permitieron dejar de recoger basura y poderse dedicar de lleno a esta pasión, gracias a lo cual hoy lo tenemos y admiramos. Callando a rivales con goles y a hinchas propios con argumentos futbolísticos y extrafutbolísticos.

El canto de gol para acompañar esta columna es ‘Matador’ dela banda bonaerense Los Fabulosos Cadillacs:

Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano