Millonarios campeón 2023

Canto de gol: campeonas

Betty es la mamá de Andrés. Sólo ellos dos saben lo que ella ha hecho por su hijo para que él salga adelante. No va al estadio y sólo nos hemos visto una vez, un día en el que madrugamos para tomar un vuelo detrás de Millos en un juego en Envigado. Su tinto salvavidas, su auto para llevarnos al aeropuerto y sus encomiendas a Dios y a que lo cuidáramos me permitieron en una hora y pico conocerla. Betty sigue los pasos de Andrés, ora por él, comparte a su manera su pasión y lo acompaña en todas las tristezas y alegrías. Y fue quien lo esperó en la noche para abrazarlo y celebrar con él y su camiseta de Millonarios puesta la estrella 16.

Tenemos dos amigos en común con Javier y va conmigo al estadio desde hace unas campañas. En esas vueltas del destino he conocido un poco de Sandra, su mamá. Ella es uno de los ángeles que cuida los pasos de ‘Javi’ en cada día de su vida y desde el partido contra América de Mineiro en Belo Horizonte detallé un trapo de mano que lo acompaña a los partidos, en los que lleva consigo a su mami y a una promesa de nunca dejar de alentar al equipo. Un trapo y una madre que fueron asistentes infaltables en las sillas de oriental del 24 de junio de 2023.

Doña Islena es una mamá que viaja, sufre, ríe, hace chistes y disfruta la vida y a su familia. Solemos compartir partidos en el mismo sector del estadio, excepto cuando compromisos personales o una llegada tarde nos hace distanciarnos en la ubicación. El sábado pudimos estar muy cerca y la pude ver compartiendo con su hijo un momento que por un agrio 2017 no había podido vivir a su lado, fundiéndose en las lágrimas y un abrazo que hace cinco años y medio tenían ambos atragantado.

Doña Martha es madre de Mauro, uno de mis más antiguos y entrañables amigos obsequiados por este escudo, y habla con uno de fútbol, chismes, familia, recetas, negocios… sobre lo que usted quiera, ella se sienta y le arma cualquier tertulia. Uno de los mensajes en mi celular por allá a las 10:30 pm cuando volví a tener señal fue el suyo. Y recordé tantos juegos en el estadio a su lado donde es la que putea al rival y alienta al de azul, y el estrés la hace dejarnos botados y bajarse sola a la baranda de oriental para vivir minutos particulares.

Otra de las personas que se tomó el tiempo de saludarme y felicitarme por el campeonato fue doña Mery. Es hincha de Santa Fe, pero su hija Laura es otra de los millones de enamorados que Millonarios tiene y, como toda mamá que no comparte esta pasión, nos desea siempre la victoria y es la abuela encargada de cuidar a Mandy cuando sus papás se van para el Campín. En su casa nos alimenta de maneras inexplicables, tiene un sentido del humor genialmente sarcástico y se desvive por su hija, su mamá y toda su familia. 

Mi mejor amiga nos invitó a su casa en una tarde de fin de semana para convidarnos una de las mejores cazuelas de fríjoles que he comido en mi vida. La chef: doña Ali, su mamá y uno de los amores de la vida de Caro. El lector frecuente de estas columnas recordará que hace 20 días mi amiga viajó fuera del país, y la tarea para todo nuestro grupo de hinchas en la tribuna era recibir a su mamá como la heredera de esa boleta de la final que su hija dejó en Bogotá. Una sustitución estilo Pereira por Bertel al 90+5 para sumar un cobrador en los penales de la final.

Hago parte de otro medio partidario de Millonarios que contempla un programa semanal dedicado al equipo. Doña Anita es una de las más frecuentes oyentes de cada emisión, como una fiel seguidora nuestra y del equipo que amamos. Junto con su hijo Marlon se encargaron de hacer que Wilson, uno de mis mejores amigos y el menor de sus retoños, siguiera la senda azul y se convirtiera en otro de estos enamorados de este escudo azul y blanco. Le debíamos a ella una visita a tomar onces y chismear de la vida, y ahora se suma un abrazo de campeonato a los pendientes.

Doña Beatriz tiene 71 años y desde 1959 ve a Millonarios, cuando sus hermanos mayores la empezaron a llevar a Gorriones y a un estadio sin distinción de colores o tribunas parcializadas; con ellos asistió al partido en la noche cuando se inauguró la iluminación del Campín, por lo que todos los juegos previos tuvieron que ser diurnos. Desde 1999 asiste con su hija Viviana y acaba de completar diez años como abonada de la tribuna de oriental. En nuestro abrazo de festejo tuve la oportunidad de decirle que era una de las mejores hinchas que he conocido en toda mi vida, y hoy me reafirmo en que fue un honor vivir esta campaña a su lado.

Claudia ha sido hincha de Millonarios toda su vida. Adora con ternura de mamá a los canteranos como Osquitar Cortés o Carlitos Gómez, y sufrió con profundo dolor la partida de Jhon Mario. ‘Clau’ fue la madre que tuvo la inmensa responsabilidad y fortuna de heredar a mi novia esta locura por “el amor de nuestros amores”. Su primer abono, para ver a Millos durante todo el 2023-1, fue el regalo que sus hijos, nuera y yerno quisimos que tuviera en navidad. Y sus lágrimas y abrazos con su muñeca el sábado fueron una de las razones por las que en tantos minutos de angustia le rogué a Dios que nos permitiera ser campeones, porque como madre e hija en su primera final en el estadio tenían que disfrutarlo.

Madres que no son tan apasionadas, pero comparten nuestra felicidad y nos cuidan como tesoros. Madres que desde el cielo nos guían y bendicen nuestros viajes y gritos de gol. Madres con segundas oportunidades para festejar con los suyos las alegrías y engullir las tristezas. Madres que son madres y padres, y resultan más eufóricas por el equipo que uno mismo. Madres que se encargan de que los amigos no nos sientan lejos cuando no nos pueden dar un abrazo de gol. Madres que no son hinchas azules, pero hasta lloran y disfrutan vernos ganar porque saben lo que significa para nosotros. Madres que rompieron las tradiciones patriarcales y fueron quienes heredaron a sus hijos el orgullo y lo más hermoso que es ser hincha de Millonarios, y hasta hacen parte viviente de la historia del Club y de nuestro estadio. Madres como mi mamá, que me ha acompañado durante 23 años a norte, a sur cuando la Blue Rain apenas iniciaba, a occidental y a oriental, que me llevó a Hacienda Santa Bárbara a cazar jugadores y autógrafos, que me ha prestado plata para comprar boletas y me ayudó con la deuda para comprar la boleta de la final en 2012, que trasnocha conmigo, que sufre y llora los partidos bellos y se emberraca con las derrotas, que se pone feliz cuando le regalo una camiseta y más dichosa aún cuando se da el gusto de comprarse una; que escucha mis programas y opina sobre ellos, y que envía audios de gol y de felicitación a mis amigos cuando salimos felices del Campín y ella apaga el televisor con una sonrisa; que siempre me escucha cantar “No es por los títulos que yo soy de Millos, ÉSTA ES LA HERENCIA QUE ALCAHUETEA MAMÁ” y que me esperó al volver de la celebración de la estrella 16 en el apartamento para fundirnos en un abrazo inmarcesible, llorar de nuevo y agradecer ser azules hasta los huesos con nuestras camisetas puestas…

Para ellas y todas las mamás de este planeta llamado Millonarios, que hoy son 16 veces más orgullosas y felices, es este canto de gol de campeonato, para que nunca duden que a ellas también se las cantamos y dedicamos. ¡Gracias campeonas! https://www.youtube.com/watch?v=XHx9fWjKsKc

Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano