Millonarios Huila 2023

Victoria al 90+9 como forma de justicia divina

«¡Equipo chico, la puta que los parió! ¡Equipo chico, la puta que los parió!», cantaban heridas y molestas 17 mil personas que estaban todavía en el estadio, que habían desafiado la jornada del día sin carro en Bogotá y habían llegado a la cita con el equipo de sus amores. El reloj marcaba el minuto 96:30 y se habían anunciado siete de adición. En el campo, el árbitro acababa de señalar una falta en media cancha a favor del Huila y el jugador de los «opitas» aprovechó para quedarse en el suelo y pedir atención médica.

«Aquí se fue el partido» fue la frase que pasó por las cabezas de todos nosotros cuando veíamos como, lentamente, los segundos iban pasando y el reloj se iba consumiendo. De esos siete minutos de adición, por lo menos cuatro se habían ido en atenciones médicas a jugadores del Huila y a demoras en los saques de meta y de banda. Toda esa combinación de sucesos, junto con el hecho de que, desde lo táctico, Gamero estaba perdiendo la partida de Ajedrez con Diego Corredor y en el segundo tiempo no había claridad en el frente de ataque, y que con el empate parcial el equipo seguía décimo en la tabla, era lo que había sacado de casillas a la afición en las gradas.

Pasaron otros treinta segundos hasta que Huila realizó -por fin- el cobro del tiro libre. En el banco sur, el DT y todo el personal de los «opitas» pedían tiempo desesperadamente y le gritaban al árbitro que lo terminara. Sorpresivamente, Delgado dejó seguir unos minutos más de partido para compensar todo ese tiempo que se había perdido en la reposición por la quema de tiempo de los jugadores del Huila.

Millonarios era desde hace rato un solo desorden que tiraba centros «a la maldita sea» para buscar el milagro. Y cuando el reloj marcaba 98:30 vino uno de esos centros desde la derecha, el rechazo, un rebote a tres cuartos de cancha y un nuevo centro, ahora desde la izquierda, que encontró la cabeza de Llinás para anticiparse a los puños del arquero Figueroa y mandar la pelota lentamente al fondo del arco norte del estadio para desaforar el grito contenido de gol de esos 17 mil fieles.

Ese gol al 90+9, el más gritado y celebrado de todo el semestre hasta ahora, le dio a Millonarios los tres puntos, lo instaló en zona de clasificación y castigó la quema de tiempo del Huila, un equipo que había resistido en el primer tiempo la mejor versión del equipo de Gamero, que en el complemento controlaba bien desde la estrategia al azul y que falló en una concentración por andar pidiendo tiempo. No se acaba hasta que se acaba.

Delgado dejó jugar otro rato después de la celebración del gol y luego señaló el centro del campo para marcar el final del partido. Entre abrazos, gritos y aplausos, la hinchada celebró a rabiar la victoria agónica para volver a los ocho. Eso sí, en medio de la algarabía, también hubo un espacio para volver a cantar «¡Equipo chico, la puta que los parió», pero ya no con resignación ni rabia, sino con una sensación bonita de que la justicia divina existe.

Twitter: @elmechu

Esta es la Ficha Técnica del partido