Alianza Petrolera - Millonarios 2018

Once minutos de terror en Barranca

Para cuando terminó el primer tiempo más que felicidad había tranquilidad. Millonarios dominó, superó, llegó y asfixió a un, hasta ese momento, débil Alianza Petrolera. Los azules, en esta ocasión de blanco con azul (qué lindo se ve ese blanco con azul) eran muchísimo más superiores que los de amarillo y merecían la ventaja, la cual consiguieron con un golazo de Carrillo, tan bueno, que hasta el portero alcanza a salir en la foto mirando como el balón entra a la red. Se ganaba 1-0, se jugaba bien, se dominaba, todo parecía dentro de lo normal…

Alianza presentó dos cambios para el inicio del complemento. Seamos sinceros, a ningún hincha azul le importó en ese momento quién entraba o quién salía en el rival, es que con lo mostrado en el primer tiempo era suficiente para pensar que si seguíamos así iba a ser suficiente para salir de Barranca con la victoria. Era todo tranquilidad, victoria sobre un equipo chico, normal, nadie se imaginaba ese vendaval que iba a llegar después…

Ese Alianza inofensivo del primer tiempo no existió más. En solo once minutos, los del arranque del segundo tiempo, los locales, cual terremoto, arrasaron con todo. Y la defensa Embajadora pareció como cuando en las películas de desastres naturales se rompen los techos y las ventanas y salen a volar los escombros. Así se sintieron esos minutos, como un desastre.

Para el hincha que estuvo y el que lo vio por televisión fue una pesadilla, jugada por jugada y gol por gol: Cadavid comete penal (dudoso, sí), César Arias patea, Ramiro vuela, casi llega pero no alcanza y es el empate. Dos minutos después, cuando todavía tratábamos de asimilar el empate, la cámara muestra a Ramiro vencido y a Arias definiendo fácil con Matías en frente para el 1-2, en una jugada rápida que nadie estaba preparado para observar.

Luego, como en las películas cuando el protagonista parpadea y pasa de todo, resulta que aparece otra escena en la que Matías derriba a Balanta después de que le pinta la cara y le rompe la cadera, otro penal y otro gol, también de Arias. ¿pero quién diablos es este tipo si era suplente? ¡Que alguien pellizque a siete millones de personas que todavía no lo pueden creer!. ¿Qué demonios fue lo que pasó? si Millos lo ganaba tan fácil… de repente ahora lo perdía tan fácil, como en partido de colegio o de escuela de fútbol. Todavía cuesta recordarlo sin sentir bronca, tristeza y rabia.

Estabas 1-0, cerraste los ojos, los abriste de nuevo y de la nada estás 1-3. Hay que recomponer, Russo manda al campo a Barreto y sienta a Marrugo, nadie lo entiende en un principio. Barreto sirve el centro, Carrillo cabecea y abre una luz de esperanza con el 2-3. Más adelante sale expulsado un jugador en el local por meter la mano en un remate. Entonces, diez contra once con el marcador adverso pero la ilusión intacta. Russo quema los cartuchos: Salazar y Hauche por Ayron y Eliser, alguna vamos a tener, como para no irnos con las manos vacías, piensa el hincha ilusionado.

El portero le detiene un tiro libre rastrero a Matías, que para colmo termina jugando en una pierna con una lesión de rodilla que todavía no alcanzamos a magnificar. Luego, ese mismo portero le manda un remate a Salazar al saque de esquina. De córner en córner se van consumiendo los minutos hasta que Bismark «tarjetita» Santiago señala el final. Del amor y la tranquilidad a la pesadilla, luego de la pesadilla a la esperanza y más adelante de la esperanza a la frustración. Todavía cuesta creerlo.

Hay partidos que se pierden, hace parte del deporte, pero hay partidos en los que duele más la forma como se pierde que el mismo resultado. Este es uno de esos. Perdimos un partido increíble en el que nos hacen 3 goles en diez minutos. No se puede defender lo indefendible, lo que pasó en Barranca es una humillación, simple. Hay cinco días para meditar y pensar que se han dado demasiadas ventajas y que viene un durísimo Junior en Bogotá.

Twitter: @elmechu

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