Millonarios Junior 2021

¡Estamos en la gran final!

Amaranto Perea se tomó dos días en planificar un trabajo serio, sólido y defensivo para aguantar el gol de ventaja que traía en el avión. Alberto Gamero se encargó de destruirle su idea de juego en tan solo dos minutos. Millonarios salió con hambre de gloria, esa que todos sus jugadores siempre mencionan en entrevistas a todos los medios. Apenas Tabares sonó el silbato, los jugadores azules salieron como perros buscando presa, intensidad 250%, presión alta, era ir a ahogarlos. Hambre pura. A los dos minutos, mano en el área, penal, gol de Uribe. Lástima, Amaranto. El planteamiento planeado durante dos días se había ido al carajo.

Ni el más optimista creía en el empate en el global tan temprano. Millonarios no paró ahí. Eran diez tipos de azul y uno de amarillo que no parecían tener límite. La orden era una sola: intensidad pura. A los 12, Bertel puso el mejor centro de su vida y Uribe fusiló a Viera, 2-0, global 4-3. Rapidito se terminó el déficit de Barranquilla. Rapidito habíamos remontado. A Junior le tocaba salir a buscar lo que no tenía planeado, en la altura. Panorama perfecto… el hincha pasó de la incertidumbre a la esperanza, la ilusión ya no era de remontar sino de golear.

Pero a estas historias Millonarias, desde hace varios años, siempre se les debe meter un toque de drama. Porque de lo contrario, no serían historias nuestras. Cuando más segura estaba la remontada, porque Millonarios era solo hambre y Junior era descontrol, Bréiner salió expulsado en una acción que el VAR le ayudó a determinar a Tabares. Entonces lo que parecía un tsunami tuvo que cambiar por cautela. Entonces la goleada debió esperar, porque la prioridad era el marcador global.

Como sea. Clasificar como sea. Si toca poner una línea de seis en defensa, se pone una línea de seis en defensa. Con Perlaza y Emerson como «doble-laterales» por derecha y Arango y Bertel por izquierda. Si taponas los extremos de la nómina más cara del país, ya ganaste. Así se defendió Millonarios todo el resto del primer tiempo. La estrategia funcionó. Orden puro, sacrificio al límite. Somos todos obreros, aquí no hay caciques, solo indios. Indios Embajadores con sed de gloria.

Para el segundo tiempo, esa línea de seis desapareció y con eso Hinestroza se hizo determinante. Afortunadamente, ese tipo de amarillo que se llama Christian Vargas completó el plan trazado con éxito. Como Junior no podía llegar por ninguna parte, tenía que apelar a la pelota quieta o la larga distancia. Y ahí, de palo a palo, el portero azul las sacó todas. Para ser finalista tienes que meter las que tienes y sacar las que te toque, Millonarios tuvo un arquero de finales.

Al final hubo trifulca, golpes, empujones, rojas, quema de tiempo, amarillas. Los ojos del hincha estarán puestos en el miércoles que sale el boletín para no tener sorpresas mientras los visitantes, claramente afectados, apelaron a la mano fuerte porque futbolísticamente nunca pudieron, ni once contra once ni once contra diez. Es ley: cuando el argumento se acaba es cuando inicia la agresión. Así terminó Junior su participación en el Apertura.

Pasaron tres años y medio y cuatro eliminaciones en todos contra todos. El clásico lo cambió todo. Millos parece indestructible, le ganó al Junior contra todo y contra todos y ahora espera rival en la gran final. Ojalá esta historia termine en final feliz, porque no hay mejor mística que ser campeón dos días después de cumplir 75 años. Que el Dios azul del cielo así lo permita. Estamos a dos partidos de volver a tocar el cielo con las manos.

Twitter: @elmechu

Esta es la Ficha Técnica del partido