Canto de gol: pase largo

Partido de Copa. Millonarios jugaba contra Bogotá y aunque decía claramente que el juego era a puerta cerrada, llegamos igual unas 100 personas a tratar de ver a nuestro equipo. El juego era diurno y entre semana, por lo que se entendía que no hubiera más hinchas llegando por la Boyacá, las Américas o la Primero de Mayo. Nunca supimos quién hizo el pase largo, si motivamos el tema o el local quería hacerse unos pesos, pero terminamos entrando pagando $10.000 o $20.000 y con la condición de no exhibir nuestras camisetas.

La «boleta» era de cortesía, sólo para familiares. La policía y logística sabían que era una patraña, por lo que nos volvieron a recomendar no mostrar nada alusivo a Millos. Un 1-3 que dejó goles de Yuber Asprilla y Jorge Perlaza, y una foto con Luis Delgado en la tribuna. «Camuflados», vimos tranquilos el juego, celebramos nuestros goles y regresamos a la rutina con una sonrisa.

En realidad no es mucho lo que un hincha de Millonarios necesita para ser feliz. Ir a una cancha, ver a su equipo, festejar goles, sintonizar un juego con amigos o familia, ponerse una camiseta que ama. Eso -a diferencia de los que creen que hoy por hoy ‘influencers’ o ‘Youtubers’ llevan la responsabilidad con sus videos y «juegos» doble camiseta- es lo que cultiva las nuevas generaciones de enamorados azules.

Ahora un nuevo equipo profesional da esa batalla por tener adeptos. Y a la habitual ausencia de seguidores en las tribunas, el sábado se sumaron las de los trapos y las familias de las Embajadoras en Techo. Millonarios Femenino sigue invicto, con dos goleadas consecutivas y un plantel que incluso con siete bajas logró imponerse con suficiencia.

El pase largo tiene varios ejecutores: el Club dice que no abre tribunas porque la gente no va y económicamente no es rentable; los hinchas reclaman querer acompañar, pero en dobletes en el Campín hay más afuera comiendo o tomando, que adentro; el Distrito dice que quiere fomentar el fútbol femenino, pero los arriendos accesibles fueron un oasis desvanecido; y la Dimayor y la Federación promueven los partidos y florecen en el éxito continental y a nivel Selecciones, pero impiden que las familias de las deportistas, a falta de público, las apoyen.

Si desde la capital del país siguen pasándose la bola y nadie en verdad quiere hacer nada, que Dimayor, Carlos Fernando Galán y el Club digan cuántos hinchas por partido necesita Millonarios para que tengamos viabilidad de ver al equipo de la profe Vega. Y ahí sí los seguidores tendrán la batuta y podrán demostrar si hay pertenencia o es sólo cuestión de redes sociales.

El canto de gol para acompañar esta columna es ‘Nunca Estamos Todos’ de la banda bogotana El Punto Ska.

Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano