Canto de gol: el hoy

La confianza en el trabajo. La convicción de ver las cosas bien planeadas y hechas. El hambre de unos muchachos que saben en dónde están. Y un director de orquesta que entiende dónde y cómo y cuándo golpear. Éste es el hoy de Millonarios.

Hay una diferencia sustancial entre los dos juegos de la semana pasada, resumida en los minutos de juego de reacción. El golpe del empate contra América le dejaba a Millos más de media hora de tranquilidad para buscar esa merecida remontada; pero el cabezazo acrobático de Leo en la final de ida fue no sólo al minuto 80 sino después de un penal errado, lo que significó sentir y cargar toda la presión a cuestas, y después no poder tener tiempo para imponer tranquilidad en un partido que teníamos que sacar adelante.

El panorama, dijeron algunos en esa noche de jueves, es similar al de la llave de 2013 de la que buscamos revancha. Pero yo no tengo esa sensación ni ese pálpito; no sólo porque hayan sido más o menos goles, sino porque la columna vertebral, la madurez, el convencimiento y el fútbol que se le ve a este grupo azul de 2023 nos tienen a los hinchas tan enfocados como optimistas de que en Medellín el primer objetivo se nos puede dar.

Será un Nacional complicado, por supuesto. Sus 0 de 6 en la otra contienda compartida lo puede perfectamente inclinar a tratar de salvar el año buscando la Copa Colombia; y ese ideal para ellos, ganándole a Millonarios, sería exquisito. Pero también tienen en la retina no sólo lo bueno y el empate logrado en Bogotá, sino su caída contra la titular albiazul en una tarde-noche en la que el 0-1 fue corto y mentiroso, y debieron salir aún más chiflados que como salieron del Atanasio.

Miguel Ángel Russo y los demás ídolos y héroes de la estrella 15 han dicho en varias ocasiones que su sentimiento fue que la última derrota de Millonarios enfrentando a Nacional de visitante, en aquel mágico 2017-2, fue el partido bisagra para resurgir como ese fénix que se tragó el cuento y llevarse por delante toda adversidad para salir campeones. A partir de allí ni Hugo Gottardi en la final que ganamos pero no pudimos celebrar dando la vuelta en el estadio paisa, ni Jorge Luis Pinto en 2019, ni Alberto Gamero en cuatro años en el banquillo han sucumbido en sus viajes a la capital antioqueña.

La camiseta llenita de aire por la remontada al conjunto escarlata ya se está empacando en las maletas de indumentaria, listas para irse al Aeropuerto El Dorado el martes o miércoles próximo. Confiemos en que los milímetros por los que el VAR trabaje tengan el mismo rasero que aquellos por los que anularon el golazo de Fernando en Liga, y no por los que omitieron repetir el penal de Leo en la invasión de área. Pero -y sobre todas las cosas- confiemos en nuestro Millonarios. Confiemos en el hoy tangible y que no traiciona. 

El canto de gol para acompañar esta columna es ‘Música De Fiesta’ de la banda venezolana Desorden Público: https://open.spotify.com/track/5iuzPrZExQitcYGBShOSvW?si=c35drwqZQfKzQpWIBDvIgQ o https://youtu.be/GgBX7bGggsk?si=jyUVnz9dr3jjbAV2

Carlos Martínez Rojas

@ultrabogotano