Canto de gol: gallardía
No creí vivir para verme salir del estadio tranquilo y con una sonrisa después de perder un clásico contra Santa Fe. Escribo esta columna sin ver las repeticiones, sin analizar si las expulsiones fueron justas o exageradas, pero sí con una paz por ver uno de los equipos más valientes y entendidos de lo que significa jugar en Millonarios, y con la garganta rota de tanto alentarlos.
Veníamos en la previa hablando del clásico en la costa y de cómo una expulsión y un autogol destrozaron sospechosamente un resultado. Y en la noche del Campín, cuando nos hacen el 1-1, pensaba en que entraba otro e iba a ser un escándalo. Pero el Expreso fue frenado por los testículos de nueve hombres que, a pesar de recibir en total cuatro goles en una lluvia de lógicas y errores, no se traicionó; nueve jugadores que quisieron jugar con rebeldía y contra la orden matemática de defender para evitar la humillación, quiso atacar dentro de sus íngrimas posibilidades.
Era una apuesta muy costosa de haber salido mal. Y fue un desahogo increíble en la tribuna ver cómo, en medio de seis rivales, se dio la máxima de dos cabezazos igual a gol; y en el duelo la tortuga de nueve patas vacunó a la liebre de once. Tres ingredientes maravillosos: cantarle un gol en esas condiciones a una barra que ganando dos tantos arriba parecía ser la perdedora; ver al técnico visitante hacer cambios defensivos para salvar su pellejo de un papelón; y saber que los cobardes y faltos de corazón que abandonaron las gradas de occidental al minuto 67 se perdieran el gol de Jader, la euforia y el pundonor del estadio, y el pecho orgulloso de quien tuvo un premio de consolación por no abandonar: detener una goleada que pudo haber sido histórica.
Me voy a dormir en paz, pensando en los partidos de inflexión de 2012 y 2017 de los que hablaron don Hernán Torres y sir Miguel Ángel Russo, confiando en que el amor propio haga clic en este mismo escenario y el Club se convenza de que a pesar de tener dos pies listos en Libertadores se puede luchar por más. Ojalá, con la adrenalina en ceros, don Tito Gamero también entienda que los cambios para cerrar el medio son insulsos cuando ya se pierde el juego, y que la inocencia de no retrasar la reanudación del partido al quedar con 9 hombres para llenar la mitad de la cancha y defender 3 o 1 punto no puede suceder nunca más. La malicia hace falta y es necesaria en cuentos fantásticos como el de este derby.
El canto de gol para acompañar este trago agridulce pero lleno de gallardía azul, y con ese deseo de aprender de una caída con la camiseta bien puesta, es ‘Tu Presencia’ de la banda argentina Nonpalidece: https://youtu.be/VCIf3ac3H2c?si=JXGUzwDcdWkGlvPy. ¡Te amo Millonarios!
Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano
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