El día después: el tiempo de la Millos-dependencia
Esta semana que pasó, William me preguntó si este equipo marcará época. No supe qué contestarle en el momento de la consulta. Ahora puedo citar a Mauricio Silva Guzmán, quien siempre aparece en mi vida adecuadamente, y él sí tiene una de muchas respuestas que a mí me faltan: “pensaba que es muy probable que mis amigos contemporáneos santafereños no puedan ver que se revierta la paternidad de Millonarios sobre ellos: es que son 39 clásicos de diferencia”. Estamos en el mejor momento.
Muchos dicen que odian las ruedas de prensa porque nosotros, los periodistas, no hacemos preguntas inteligentes. Es verdad. Caemos en lugares comunes. Pero la de anoche, contestada entre Don Alberto y Mackalister, tuvo demasiada sustancia. Las palabras de ellos muestran la tesitura de la escuadra.
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Que Andrés Gómez, por ejemplo, no es un niño mimado. Él debe trabajar muchísimo con Arnoldo Iguarán, homenajeado por el técnico en su intervención, ya que gracias al ‘guájaro’ “hoy en día, con la ayuda de él, el equipo tiene una cuota goleadora muy importante”. El ‘ruco’ tampoco es una joya: “lo tratamos como un jugador más. Acá se mima al jugador con trabajo, humildad y dedicación”. Y lo más importante del técnico sobre el goleador del clásico: “A Gómez se le dice que él solo no va a triunfar. Tiene cosas por aprender y escuchar, por mejorar, pero va bien”. El líder estratégico de Millonarios tiene la cabeza sobre los hombros y ahora disfruta de lo más difícil de construir en un equipo: la creencia ciega que le profesan todos sus dirigidos.
Mackalister no fue ajeno al show de la declaración medida y pausada. En lo estrictamente deportivo, nos vamos a quedar con las ganas de saber qué podríamos sentir si ese gol, en el primer tiempo, con gambeta y sombrero en el área, ingresaba por el palo lejano de Castellanos. En lo grupal, el secreto para el capitán es sencillo: “a los jóvenes les estamos ayudando dándoles ejemplo, no dando nada por sentado, aprendiendo todos los días”. Con la experiencia que dan los años y luego que el bogotano decidió abrazar una parte del Paradigma Bielsa, es hora de revisar dónde están las evaluaciones y los merecimientos. Primera estimación: ¿hay cansancio? Sí. No son máquinas. Pero no es el tiempo de claudicar: “en este momento, no lo puede haber. Siempre cabeza fría”. Las declaraciones del 14 quedaron redondeadas así, con base en la justicia del resultado: “hemos llegado al punto de ser Millos-dependientes. Tenemos puntos muy altos en muchos de los jugadores y estamos llegando a lo que tiene que ser un equipo”. Listo. No me diga más, David. Ese es el verdadero mérito y me siento tranquilo con ese pensamiento. El gol que no entró en el césped, ya lo anotó en varias frases.
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Alessandro Baricco es un escritor italiano y en su ensayo sobre la mutación de la sociedad, titulado “The Game” (Anagrama, 2018), llegó a varias conclusiones, entre ellas, esta: “Por lo tanto esa tarde no empecé a escribir lo que había entendido. Lo amontoné todo en una alacena de la mente a la espera de un momento mejor. Y aquí está: este es el momento mejor.” Esta escuadra ya tiene todo más que aceitado: tal parece que empieza a despuntar la mejor cosecha de Millonarios Fútbol Club.
Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco
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