Millonarios Santa Fe 2022

Con Cabeza Fría: pasión

Los seres humanos, dicen, somos de costumbres. De organizar horarios, rutinas, presupuestos y apetitos. De definir un norte y, salvo algunas tangentes trazadas por vicisitudes, seguirlo tan al pie de la letra como sea posible. Todo esto se ajusta a la mayoría de campos de acción en la vida, pero hay uno que puede quebrantar toda lógica y construir un compendio de razones propias y móviles únicos atados al destino que concibe: la felicidad. Ese campo es el de la pasión.

Escucha la columna aquí.

El fútbol puede y suele ser el ejemplo y explicación perfectos. Un partido de tu equipo y un gol de los jugadores que apoyas te puede cambiar el ánimo, arreglar una semana o robarte las sonrisas que el diario vivir pudiesen negarte. Y ni hablar de cuando, ya viéndote empapado por esos aguaceros deportivos que tu club hace llover sobre tu alma, llega un derby y todo en tu ciudad física y mental parece paralizarse y hacer venia al vértigo que esos 90 minutos harán correr por tus venas.

También te puede interesar: El tiempo de la Millos-dependencia.

Y en esa semana pasa de todo. En esos cinco o seis días previos sólo transpiras un color, una pelota y el deseo de llevarte tres puntos a la oficina, el colegio o la universidad el lunes posterior. Hay conteos regresivos, batallas por tener una boleta y videos y audios de clásicos anteriores; hay charlas con tus amigos y tu familia y visitas al cuerpo técnico de tu equipo, donde pulula el amor por tus colores pero, sobre todo, la sapiencia de su rol de Atlas y el mundo de responsabilidad que en sus hombros van cargando; hay soles y aguaceros que se sortean para vivir el enfrentamiento, o canales con infames transmisiones que se toleran con tal de verlo; e incluso hay barras rivales que suenan más fuertes que las propias por el sector del escenario donde estás, los novatos y espías con quienes compartes sillas a tu alrededor, o los egos de las barras locales que se niegan a componer una misma melodía, condenando a los demás asistentes a nunca cantar a una sola voz. 

Uno de los personajes ficticios que han llegado a este autor es William Forrester, un escritor que enseña a su aprendiz que las mejores letras salen cuando golpeas unas teclas y das rienda suelta a lo que deseas escribir aún sin saberlo. Y esta filigrana en el ejercicio semanal en Mundo Millos ha dado como resultado un agradecimiento a esa pasión futbolera, la misma que te hace ignorar añoranzas de cánticos y ambientes, personas y postpartidos, para finalmente disfrutar y respirar el rectángulo verde, gritos de gol desencadenados de tres puntos deliciosos, tomar un transporte seguro y volver con tu familia a salvo y dichoso.

También te puede interesar: Confianza, pero no confiados.

Lo demás, fluctuante y externo, no lo puedes controlar; a veces será un lindo complemento, otras, una decepción más. Pero tu pasión, tu manera de vivir un amor verdadero como el que se profesa por un equipo de fútbol que eliges para tu vida, es la que te puede regalar fuerzas para brincar desde tu silla de ruedas, gritar y llorar de felicidad cuando nunca lo haces por nada más, o sopesar los golpes de tus quehaceres y por dos horas lograr ser sinceramente feliz. Benditos el fútbol y Millonarios.

Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano