El día después: los momentos que no han llegado
La salida fácil y sin contexto: todo es culpa de los porteros, de Cristian Vargas y Juan Moreno. Obviedad: son 39 desaciertos. Duelen. Puñaladas que dejan profundas cicatrices. Estocadas directas al ego. Diez de esas cuchilladas fueron asestadas por el mismo asesino, Jaguares de Montería.
Cabe preguntarse dentro de esos números “¿cuántos goles fueron por la descompensación entre volantes de primera línea y sistema defensivo?” Solo miramos los porteros y sus horrores, pero olvidamos que el funcionamiento ideal, en la cabeza del técnico, es ganar duelos individuales y tener el control del balón la mayor cantidad de tiempo para hacer daño al rival. Ahí fallamos todos como cuerpo completo.
Hacer tres anotaciones como visitante, ahogados, nadando en sudor en los 41 grados de sensación térmica y no tener la capacidad para ganar en una plaza maldita, es fiel reflejo de todos los resbalones posibles en un partido de fútbol.
Son estadísticas que estresan hasta a un payaso. Los tantos en contra en las últimas dos salidas fuera de Bogotá y ser el equipo de los ocho clasificados al que más le convierten, además de perder con dos de tres conjuntos que pelean por el descenso, hacen perder un poco de confianza en el proceso adquirido desde hace tiempo. Pero, pero, pero…
Pero si algo podemos rescatar de una tarde nefasta y fatigada es la marca registrada de la era Gamero: impronta ofensiva de juego. Es precinto matriculado. Millonarios puede perder pero jamás se arruga así baile al borde del precipicio del resultado negativo. No tiene el balón pero lucha por él. Va al frente. No se cansa de atacar ordenada o descuidadamente. Es un equipo valiente y a su vez, muy inocente.
La cara de Gamero en el gol Vargas – Vargas estuvo llena de cansancio, odio y desazón. Y no creemos que él esté pensando en Esteban Ruiz, recién llegado, para suplir las falencias de los otros dos como un jugador de mayor valor agregado. Si esa es la lógica, ¿por qué no llegó antes?
En los momentos claves, que todavía no han llegado, donde se jugará “a cara de perro”, “con el cuchillo entre los dientes”, “huelo sangre”, nadie podrá fallar. Ninguno. Todavía tenemos margen, tanto de mejora como de resultados. Hay crédito disponible.
Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco