Hinchas Millonarios 2022

Taches Arriba: la ‘ye’ de Lacan

Un profundo pitazo del vapor electrónico con sabor a tabaco para escuchar la respuesta a la pregunta «¿te vas a abonar?».

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<<Tengo mucha decepción con Millonarios. Una rabia infinita. Nuestro espectáculo es nulo. ¿Para qué sirve jugar bonito si no ganamos nada? Estoy cansado de ver celebrar a otros. Estos dirigentes son obscenos, necesitamos unos nuevos oligarcas que inviertan de verdad para ganar, porque siempre quiero eso. ¡Yo también les doy, y sólo recibo constantes decepciones! Me siento explotado porque nosotros somos de nunca abandonar, es nuestro código y ellos lo saben. Son unos aprovechados de mi pasión, de mi amor por este equipo. Gallinazos. Buitres. Deberían cambiarse el nombre, dejar de denominarse «Grupo Amber» y pasar a ser «Grupo Hambre». Famélicos con la nevera llena… Y en la cancha, me tiene podrido ese jugador/técnico que todavía no sabe lo que quiere; para mí, es el mayor culpable deportivo. Los últimos resultados obtenidos me generan una angustia tremenda. Seré muy visceral contigo: ya no tenemos club, todavía vivimos de un poquito de la historia pasada y esta situación es una vergüenza. Nosotros no nos iremos y ellos lo saben. Nunca fallamos y aún así no hay premio.>>

Otras dos grandes caladas del cigarrillo mentiroso y una de ellas sale por la nariz para escuchar «¡Claro que me voy abonar!»

<< Iré. Inegociable. Si ellos consideran mi dinero como una migaja, perfecto. Voy porque ahí entro en mi conexión chamánica, la que me ayuda a olvidar lo que tuve esta semana y me da fuerza para lo que vendrá la otra. Es mi partido infinito. No me prometieron títulos. El fútbol azul y blanco es, entre otras cosas, la transmisión de esperanza sobre el «algún día». Además, ser entrenador es tomar decisiones: o se juega con pasión de amateur, o se dirige con precisión de adulto, pero ambas cosas al tiempo no se pueden ejecutar. Es secundario que un jugador/líder/técnico esté confundido. Lo fundamental es que sus compañeros, el capitán y Gamero, el manso y cómodo doliente, sepan la diferencia de momentos para tirar una cabriola, entender cuándo «toco y me voy», o simplemente patear con dirección al arco.  ¡Esos son los instantes que definen una estrella! ¿Amber? ¿Hambre? Ellos transaron por una empresa deportiva y un manual de imagen corporativa para retocar al antojo. No tienen alma y levitan sobre sus quinquenios financieros. Son un triste tinglado económico con micrófono propio. Y esos fantasmas que aparecen cuando quieren intentar ser grandilocuentes con entrevistas a la medida, sólo obtendrán mi corazón hasta entender que mi dinero no es una sobra, sino un depósito de pesos para comprar ilusión con futura y posterior retribución. El club todavía somos nosotros. >>

Todo esto anterior fue una conversación real. Cero ficción.

Somos seres de la disyuntiva. En nosotros conviven esas dos facetas anteriores cada partido, semestre y año. El psiquiatra y psicoanalista francés Jacques Lacan dijo que «amar es dar lo que no se tiene a quien no es». Después de masticar muy bien la frase anterior, así es nuestro Millonarios. Lo que ustedes y yo no podemos hacer por falta de talento deportivo, aunque abunde la pasión, parece como si ellos tampoco lo quieren desarrollar por la falta de ambición y determinación. Si no tenemos, nunca seremos. Y con todo en contra, como en la vida misma, vamos en la ruta ‘ye’ hasta demostrarnos con total vehemencia, 26 partidos mediante, que tenemos cómo llegar hacia la anhelada convergencia del camino: disfrutar otra final en algún momento. ¿Ganarla? Eso será como transitar una trocha embarrada.

Tercera y profunda inhalación del aparato cargado con 18 miligramos de nicotina, para seguir donde quedamos la temporada pasada: volveremos a El Campín, porque estamos esperando con la mirada en dirección al firmamento y al televisor, una gota de afecto en cancha y una pizca de gloria eterna. El resumen de todo esto es que el fútbol, descrito por Eduardo Sacheri, “es el agobio de la vida humana simplificada al extremoâ€.

Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco