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El día después: un mimo, una caricia

¿Dónde me quedé el año pasado? El futuro ya llegó, está instalado; la permanencia acalla cualquier duda y la renovación de los votos está hecha. Más de 10000 personas hicieron uso de su comunión sagrada, del pacto no negociable, de la eterna vocación: cuidarnos en la derrota y regodearnos en la victoria. El hincha es insatisfecho por naturaleza: desea ver novedades, paga por ilusión y convive contra la resistencia.

Cinco jugadores han llegado a reforzar el equipo. Pedidos expresamente por el técnico, dijo que le han dado gusto en todo. No somos un equipo boyante, pero nos defendemos como gato patas arriba. Nombre por nombre, se necesitan hombres hechos a la medida, ya sean prestados o con regreso esperado. Dicen que quieren más actores y ojalá el teatro resista, no tanto porque no tengamos material para trabajar, sino porque la confianza del cuerpo técnico se sustenta en su verdadero escenario, el tablado verde.

Qué precioso es ver a Gamero tensionado. Qué lindo es verlo dubitativo en la raya de juego en un amistoso de pretemporada. No hubo cambios hasta el minuto 60 o 70, excepto ayer domingo, porque para él es imperativo no perder. Él sabe que en este club hay obligación de ganar todo: con titulares que se aplaquen rapidito, suplentes que ingresen más velozmente en el circuito de juego, así como un cuerpo técnico plagado de amistad, simpatía y entrañable confianza.

Precisamente sus amigos lo acompañarán en la tarea por los próximos dos años. Cerveleón, callado y fuera de cualquier foco mediático, hará su tarea de conexión con las promesas juveniles supercampeonas de su categoría. “El Salvaje” Rojas, fiel escudero y recio ex zaguero de Unión Magdalena, arenga en la raya de juego a los suplentes. Y como si algo le faltara a la mística que alguna vez solicitamos, la leyenda llamada Arnoldo Iguarán llegó recientemente para trabajar en la definición de los delanteros. Si buscábamos espiritualidad y una verdadera conexión con la historia, la junta directiva, con los bemoles y desencantos normales, ha probado finura y hecho su mejor esfuerzo para vernos más tranquilos, menos tensos, más activos.

El Millonarios administrativo también cambió su estrategia con los hinchas: ahora solicita, de forma oficial, que todos cantemos a una sola voz. Pide que el estadio sea una caldera, que vayamos todos en pos de la victoria, que asistamos en masa. Y no será difícil que cada quince días recorramos el Campín: con un canal de televisión de precio estratosférico, la gente preferirá disfrutar de la verdadera experiencia. El fútbol es asistir, pertenecer y estar.

Serán 20 oportunidades para llevar a buen puerto la idea primaria: ganar los cuatro partidos de Sudamericana. Nosotros no ganamos dinero con eso: obtenemos felicidad y esa es la tarea de todos ellos, hacernos felices para que una sola noche dure una eternidad.

Queremos un mimo y necesitamos una caricia: estamos entre sus manos y entre sus pies.

Próximo partido: Deportivo Pasto en El Campín, con escala entre semana en Lima.

Leandro Melo