El día después: la involución
Decían que, seguramente, jugamos lindo, bello, hermoso. Algún periodista fanático de los clics y el puterío dijo que en la zona delantera “Millonarios era una sinfonía”. Tuvimos orgasmos luego de ver las contrataciones de inicio de año. Pero un momento, por favor: un equipo de fútbol es eso, un organismo vivo, resistente, que actúa de forma mancomunada. El esfuerzo de todos no puede derivar en el desorden porque el colectivo debe imperar sobre las individualidades. Siendo un conglomerado, fallamos.
José Orlando Ascencio, subdirector de deportes del periódico más leído del país, escribió textualmente que “estos son los partidos que cuestan una campaña. Muchos lo daban por ganado. Hay que jugarlo y hacerlo bien, no como este desastre de Millonarios hoy”. ¡Cómo le costó a Millonarios hacer algo diferente! El rival, un equipo normal para nosotros, los prepotentes y que vale la mitad de la nómina embajadora, nos hizo juego con un porcentaje menor de posesión de balón. El equipo de Gamero tuvo casi el triple de control del esférico: la visita, que juega normalmente en el calor avasallante de Montería, nos desgastó hasta el alma en una noche de lluvia en la altura bogotana.
Hay dos modas en el fútbol que nos toca vivir. La primera es la manía excesiva por salir desde atrás, con el arquero tocando el balón a un defensa como primer pase. Y la otra, horrible, porque se olvida rematar desde afuera, es llegar hasta el borde de área pequeña para disparar hacia el arco. En ambos casos, Millonarios adolece de calidad en su instrumentación: es una orquesta que falla con aire de sinfonía desafinada porque le duele salir con los centrales que no lanzan el balón hacia adelante. Y con apenas tres remates desde fuera del área queremos ganar el partido pero preferimos llegar hasta el arco rival con la sorna del firulete innecesarios. Anoche, la única novedad fue tirar 41 pelotas aéreas.
El discurso oficial informó que esta derrota “no es para volverse loco”, palabras de Don Alberto. El técnico dentro de la cancha, Macalister, aduce que “es el partido donde más opciones de gol se han generado (…) tuvimos momentos de 15, 16, 17 pases para llegar al arco contrario”. Jugar a la memoria es menester: en 2020, Jaguares repasó a Millonarios en Montería, 4-1. ¿La oficialidad sabe que, ante este equipo, hemos perdido dos veces en el lapso de un año? Hay desconexión: mientras ellos quieren tener el balón, nosotros queremos ganar partidos en casa.
Lo anterior da pie para una anécdota internacional. “Ellos se pueden llevar el balón a la casa, si quieren. Yo me llevo los tres puntos”. Eso se lo dijo José Mourinho, indirectamente a Pep Guardiola, después que Tottenham ganara 2-0 al Manchester City, en noviembre pasado. Hoy, Millonarios tuvo 78% de posesión: Jaguares se llevó los tres puntos, con igual cantidad de remates al arco, anotando dos goles. Ustedes pueden hacer la resta que falta, en el control del redondo y en el marcador.
Después de tanto tiempo, un año para ser exactos, ellos deben reconocer que hemos retrocedido un poquito. O mucho. De pronto, bastante. Hay una clarísima involución en el equipo.
A Gamero le trajeron todo lo que pidió.
Leandro J. Melo C.
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