El día después: fútbol electrónico
La vida de Michael Jordan en su último año en los míticos Chicago Bulls de finales de los noventa está siendo contada en diez episodios: se llama “The last dance”. De los 1.900 millones de dólares que MJ posee como riqueza, solo ganó 98 como jugador de básquet. El resto de la ganancia llegó, en parte, gracias a un gran contrato vitalicio con Nike. Aparte del poderoso mercadeo global, las inversiones que él tiene son variopintas y una de ellas llama la atención: destinó 26 millones de dólares, junto con varios amigos, para comprar aXiomatic, dueña de la franquicia TeamLiquid, líder en el circuito de los e-Sports o deportes electrónicos. Hoy, ese equipo virtual tiene un valor de mercado de 200 millones de verdes.
El mejor jugador de FIFA en Colombia tiene como nickname ‘Janoz’. Pero tiene uno real. Se llama Javier Muñoz, nació en 1992, es ingeniero industrial, subcampeón del mundo en la disciplina y “número uno del planeta virtual en el escalafón internacional”. Esta información es extraída de la página de su patrocinador principal, Red Bull. Los austríacos también tienen patrocinio en deportistas individuales como Mariana Pajón y Orlando Duque. En los deportes de conjunto, como el fútbol, no se quedan atrás: Red Bull Leipzig en la Bundesliga, New York Red Bulls en la Major League Soccer o el Red Bull Brazil, anteriormente llamado Bragantino, habitual visitante de la Serie C y Serie B carioca. Pero ‘Janoz’ es el mejor en el fútbol electrónico.
Será la primera vez que haga esta columna expresándome acerca de los deportes electrónicos. Hoy, sabemos que hay una liga de fútbol virtual en Colombia debido a la enfermedad respiratoria silenciosa y no es menor el dato: hay que divertirse en medio del caos, televisar un poco de esparcimiento y arañar un poquito de dinero en exposición de marca. Sorprende también el comentario y narración de los expertos en fútbol “real”, ofreciendo conceptos sobre el deporte simulado. Siento que ellos están fuera de su “real” territorio y tienen una permanente mueca de insatisfacción: no estaban acostumbrados a comentar avatares, mencionar comandos secuenciales en un control y mucho menos que sus comentarios fueran escuchados en tiempo real por ambos jugadores.
Ya conocimos la boca abierta de Andrés Llinás, así como su habitación y sus gafas recetadas. Se lo tomó bastante en serio y fue claro: “mis compañeros me pidieron no hacer el ridículo”. Ever Valencia, búcaro y rival, hasta se puso bravo con el algoritmo porque no hubo un claro penal: todos lo hubieran señalado. Llinás ganó 6-4 y en la vida real este resultado sería una señal de posible amaño deportivo: en la virtualidad cualquier resultado está bien.
Falta que el ‘mono’ le pida consejos a ‘Janoz’ o que Jordan lo llame, si queda campeón, para que inaugure la división FIFA en su TeamLiquid.
Al menos esto nos tiene levemente entretenidos.
Posdata: esta columna se llama “El día después” porque Michael Robinson siempre fue un ejemplo para mí. Ex futbolista y comunicador, hoy se ha ido para siempre por un cáncer. Queda todo por hacer. Descansa en paz.
Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco