Millonarios Envigado 2021

El día después: el show debe continuar

Pasaron menos de 20 días para ver rodar el balón otra vez. Fin de 2020, una semana de entrenamientos y otra vez al deber. Aciertos, bemoles, contrataciones y refuerzos. El equipo de Alberto Gamero volvió por el sendero del triunfo. El invicto parece importante. Para ver el bosque hay que observar los árboles.

Nada sobró pero faltó un gol más, el de la tranquilidad. Dos tiempos, dos caras de la misma moneda. El error del portero de Envigado fue determinante para el ánimo de los contrarios, sobre todo en los primeros 45 minutos. En el segundo, con más ganas que ideas, vinieron a por nosotros. Apenas remataron una vez, donde Juan Moreno fue ayudado por uno de sus tres amigos, el palo horizontal. Boroló en el área. Casi nos volvemos locos.

Millonarios no fue vistoso. Apenas plano. Sin sabor. Eso no es culpa del terreno de juego ni de la ciudad que nos acogió como locales. Fuimos así por el nulo trabajo de pretemporada. Apenas ensayos de titulares contra suplentes. Este podría ser el primer partido de exhibición. Los tres puntos, siempre en juego, esos que otrora nos faltaron, se quedaron en el bolsillo porque pudimos aguantar. Consumando el partido, esperamos más de lo que propusimos.

Todavía no hay un factor de medición real. Faltan cosas. Más trabajo físico, por ejemplo. El táctico ya está evolucionado: jugar por los extremos, rápidos, centro al nueve, fin de la jugada. Esa es la impronta del profesor. Sirve, pero olvidamos que el talento también aparece en una pelota filtrada desde el medio campo, o un remate desde fuera del área. Decía el mismo orientador que Fredy Guarín le dio pausa al equipo en esos 20 minutos que paseó por el Palogrande. Fue expuesto innecesariamente, porque lo necesitamos durante 28 partidos. Con solo con tres pases, un remate desviado y dos pisadas de balón llegaron la categoría, el cariño y las ganas. Eso no se improvisa. Él estará mejor. Debe estar mejor. Necesitamos que ‘Guaro’ corrija. Y cuando eso pase, volará. Será imparable. Nadie querrá quitarle el balón.

Cansancio. Jadeo. Gente exhausta. Sudor profuso. En eso quedamos convertidos al final.

Hay imagen, sistema, método, huella. Será el año sin margen de maniobra. A falta de nueve, tenemos suficientes extremos y volantes. Si quieren un ariete, deben saber que para negociar, como para bailar, se necesitan dos.

Ya empezó nuestra danza con el 2021. Coqueteamos con la muerte. Jugamos en medio del desastre. El show debe continuar.

Próxima parada: ¿dónde jugará Boyacá Chicó como local?

Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco