El día después: el rectángulo de la memoria
No fue el ritmo frenético de siempre. El sometimiento hacia el rival no dio tantos beneficios como pensábamos. No nos estrellamos contra ningún muro, ni tampoco los doblegamos como pasó ante Atlético Nacional. La noche pasada asistimos a un partido que regaló pocas emociones, pero que tuvo una profunda carga simbólica en el éxito, al final del mismo.
Millonarios no lució ni sombra de confusión. Fiel al libreto, el equipo sabe a qué juega. Sin embargo, esperamos una evolución y por acá está la migaja de pista. Casi todos los intérpretes saben dónde está cada compañero. Las jugadas hilvanadas, poquísimas, entre tres o más jugadores, indican repetición, trabajo, sustancia. Hay que ser más veloces en esos movimientos y proponerle al rival una duda permanente. Si somos o no predecibles ya no es tan importante. Si sabemos dónde está cada compañero, lo único que falta sería darle mayor rapidez para noquear al rival en una transición rápida. Ya llegaremos a eso.
Envigado fue dignísimo en un partido chato. El ariete de pelo recogido sacó a pasear por momentos al rubio Llinás. Juan Pablo al rescate y cambio de marca. Después de eso, el rival no la olió más. Andrés Gómez, el mejor de la noche, jugó por su propio espacio, hasta que un matiz táctico con perfil invertido regaló esa pelota al fondo para que Mackalister la empujara con sutileza y frialdad. El morocho nunca dio por perdido el balón. Corrió. Se agitó. Le pegaron. Quitó algún balón. Es el niño que se transforma en hombre con el paso de los días. Uno que otro desespero en la silla. El 1-0, insuficiente, porque otra vez los palos, dos veces, nos niegan posibilidades en la indefinición. A trabajar más en ese ítem. No hay otro camino.
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Dentro del rectángulo verde suceden cosas como las anteriormente mencionadas. Pero un asunto hizo clic en los hinchas, otra vez. Cantar contra los directivos aún en la victoria, que regaló liderato provisional y varios partidos sin perder, es una perfecta muestra del inmenso amor por nuestro club. No sabremos a ciencia cierta si esa misma tónica será posible cuando el estadio esté lleno y aparezca el murmullo. Por lo pronto, ese cántico del final hizo de la noche un sitio para evocar la memoria. Ganamos, pero no olvidamos. Ese es el simbolismo de este triunfo.
Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco
Mira aquí La Crónica del partido.
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