El día después: 812 noches
No sé hasta dónde se habrán entretenido Carles Puyol, Rivaldo, Javier Saviola y compañía, en el clásico 300 por Liga entre Millonarios y Santa Fe. En una cabina de radio, acomodada como VIP transitorio, el personal de catering corrió de un lado a otro porque la comida se enfriaba y un jamón caliente es asqueroso. Ellos fueron invitados de lujo para presenciar el sometimiento de azules contra rojos.
Aun así, no alcanzó.
Es poco probable que el equipo de Gamero, que trabaja muy duro, vaya a tener pronto un partido como el de ayer. Presión asfixiante, dominio, salida por los costados, aunque Bertel y Perlaza parecían tener un bozal en el ataque. Godoy tiene un pincel mágico en la zurda y un ojo adicional en la espalda: el cabezazo de Vargas dentro del área se produce por la gran visión de campo del paraguayo. Macalister, exprimido y en una sola pierna, tuvo dos al frente y el balón no quiso entrar. Maldito caprichoso. Todos jugaron bien para el equipo, como un solo cuerpo, pero la suerte no estuvo de nuestro lado.
No fue suficiente jugar bien para Millonarios porque mi tocayo Castellanos atajó como si estuviera en modo Camilo Vargas. Después de su lesión de talón de Aquiles, regresó con los bríos de la experiencia avalada por el tiempo y solo él no permitió que un embajador descansado, con 11 días de trabajo permanente, pudiera festejar. Millonarios 0-0 Castellanos. Le ofrezco disculpas a los otros diez jugadores cardenales, pero yo no los vi en el terreno de juego. Por lo menos Harold Rivera si fue consciente: dicho por él, nada les salió porque el dominio fue azul.
La coreografía que instaló Henry Rojas en lateral sur quedó para la anécdota, así como las refriegas entre hinchas de un mismo equipo: ambas cosas ya son clásicas. Un reflejo del arbitraje en el país es pitar una falta cada 2,4 minutos: Carlos Betancur, de pelea con el mandamás del arbitraje en el Valle y que ahora firma sus designaciones en Risaralda, dejó de ver dos jugadas dignas de VAR. Ah, pero claro: como son solo dos por fecha. Nadie los entiende en el edificio de La Castellana. Y para que quede claro: no empatamos por el árbitro y dejamos de ganar a pesar del referee.
Dicho todo lo anterior y sumando el ocaso de hoy, debemos marcar en el calendario que ya son 812 noches de no haberle ganado un partido a Independiente Santa Fe.
Pero tranquilos, no se desesperen: “jugamos muy bien”.
Próxima parada: Atanasio Girardot y el Deportivo Independiente Medellín con equipo muleto.
Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco