Millonarios Pereira 2022

Con cabeza fría: hormiga

Tenía otra idea, una que contradecía la frase fijada en mis columnas en MundoMillos. Me levanté ayer con dolor de cabeza después de tantas pesadillas con un partido que, en realidad, nunca me dejó dormir ni descansar. Y en mi ruta bogotana me encontré con Los Cafres y una canción que le pone el moño a esa frase arriba dicha. Y esos versos que antes habían sido interpretados desde una convicción personal, de repente cobraron vida azul y cambiaron el libreto.

Escucha la columna aquí

«Muchos peligros hay
En esta selva Babilonia
Siempre te quieren pisar
A nadie le importa tu historia»

Una creencia repetida en todos nosotros al paso de los campeonatos. Árbitros, Dimayor, los demás equipos e hinchadas, hasta la nuestra propia a veces y los de nuestro Club. Y siempre va a ser así, es la condena que tenemos al haber elegido amar a este equipo.

«Me maravillo de ver milagros suceder
A veces llego a creer
Que todo perfecto puede ser
Enseguida choco contra la pared
Desvaneciendo toda mi fe
Y veo al monstruo por cine o tv
Lo veo donde sea que esté»

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¡Ah, estrofa perfecta para retratar a Millonarios y a campañas como ésta! Milagros en Palmira, en el clásico de locales, en el Atanasio dos veces, en Barranquilla por Liga, y en Bogotá en la semifinal de Copa. Y creemos que todo marcha como maquinita con grasa suficiente en sus engranes, incluso llegamos a rozar el término ‘mística’ como me ocurrió en el 0-1 del Metropolitano. Y luego los monstruos develan la desnudez de la nómina corta, el agotamiento, la impotencia y la falta de argumentos orales y futbolísticos. Y nos estrellamos. Y entendemos que tal vez siempre ha sido así pero que un golpe de suerte Valenciana o un tropiezo rival disfrazaron la realidad que quisimos ocultar, esconder, ignorar, rechazar…

«Por más que corra y me apure
Nunca es suficiente para llegar
Es que el tiempo parece esquivar
Toda rapidez, toda velocidad
No me molesta el trabajo
Ya pararé cuando viejo»

Y la impotencia de los partidos como los últimos seis, siete si se quiere, dice que el tiempo es de lo más real y honesto que tenemos en vida. Y por más que le metamos fuerza, velocidad, hagamos 684 pases, intentemos, rematemos al cielo, a los palos, a las piernas de propios y enemigos, a las manos de quienes convertimos en héroes, parece nada ser suficiente. Nosotros, por supuesto, somos y estamos y seguiremos, porque dejar un estilo de vida o dejar de creer es el antónimo del hincha. No nos molesta, y con arrugas seguramente estaremos ahí mismo.

Mucho andamos y poco avanzamos. Mucho avanzamos y poco encontramos. Mucho encontramos y poco entendemos. Mucho entendemos y poco aceptamos. Y los hinchas venimos siendo hormigas que caminamos al revés, esquivamos burlas y golpes, intentamos evitar el estrés de serlo. Nos sometemos a todo por ser parte de la Dimayor, pero no significa que la apoyemos o a sus árbitros mediocres. Aguantamos mucho, pero no significa que escuchemos y comamos entero. Tratando de manejar nuestro pequeño mundo en casa, en la escuela o el trabajo, y obviando el sistema inmundo del que Millos tiene que hacer parte. Y soy sólo un hincha más, pero seguro no estoy solo en ideas ni dolor ni conclusiones, así tampoco pueda contestar las dudas del profe Gamero sobre qué -no futbolístico- está pasando…

 «Insignificante mi opinión puede ser
Pero no soy el único, tenés que saber»

Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano