Canto de gol: Round 1 de 2

Reviví el domingo a las 2:00pm. Después de una jornada mágica pero física y emocionalmente muy extenuante el paso a la final nos recibió con lágrimas como las afamadas de Leandro, con felicidad como la de los miembros de este equipo de trabajo de Mundo Millos en nuestro chat interno, con autocrítica y sensatez como la de Gabriel Jiménez en la cápsula post partido, y con el desahogo de todos los que confiábamos en que el sueño de llegar a una nueva final con público se iba a dar.

Después de eso, unas cervezas y una cena de festejo para recobrar energías. Pero por un rato la euforia se bajó a desazón al conocer el otro finalista a enfrentar mañana y el próximo sábado, por lo que todos ya sabemos y conocemos de la rivalidad, la historia de ese 1989 y los sucesos de este milenio. Hasta que, en un punto de la noche, decidí que es más importante mi equipo, lo que supo hacer, lo que nos hizo deleitar, los 51 puntos logrados y que estábamos nuevamente ad portas de una estrella en la que definiremos todo en casa y con nuestra gente, después de 11 años, todo ello por encima de quien nos tocara. Y aquellos tragos y cantos y risas y reflexiones se dieron en un entorno de fiesta y de permitirnos gozar este presente que nadie nos va a arrebatar.

Ya con las revoluciones un poco más abajo y las pulsaciones un poco más controladas, aunque con los ojos vidriosos con cada video del cumpleaños, de repeticiones de los goles de nuestro canterano rubio y del indescriptible mago de la camisa 10, del amor profeso de un héroe indiscutible como Juan Esteban Moreno, y de los festejos del capitán bogotano en la cancha y el capitán samario de este barco, transcurrió un inicio de semana marcado por hacer la tarea para conseguir una entrada codiciada y codiciosa al teatro futbolero de la calle 57. Al tiempo, el del lunes (y el resto de la semana) fue un ejercicio -en lo personal positivo y benéfico- de silenciar toda cuenta de periodistas ardidos y furiosos por que estemos en la final, de hinchas que se burlan de quien no pudo abonarse con chistes u ofertas usureras, y por supuesto, de rivales próximos y pasados que se unirán al resto del 49% del país para ir en contra nuestra. El contagio de sandeces que nos expriman la fuerza y la atención y desvíen la concentración sobre lo verdaderamente importante, que es nuestro Millonarios y nuestra tarea en la cancha, es perjudicial para la salud.

El primer round tendrá lugar el miércoles en un césped que ya nos vio cantar victoria en los duelos recientes, incluyendo la final de 2018. Tengan mucho cuidado en los barrios, en las calles, con sus seres queridos; recójanse en el amor Millonario y apoyen a este grupo del profesor Alberto desde un lugar en el que su seguridad prime, y en donde la presencia de un seguidor verde o rojo no los aleje de vivir esta histórica jornada próxima del sábado, ni la continental de la próxima semana, ni las campañas venideras; momentos en los que el Club los seguirá necesitando con fuerza y salud y aliento, no en un hospital o en una prisión por no saber llevar este amor con pasión, pero con cordura también.

‘Yo No Quiero Piedras En Mi Camino’ del maestro Ismael Rivera es el canto de gol para acompañar estas letras, para dedicarle a los odios foráneos y los malos presagios que abundan nuestras horas, y de recorderis para que confiemos en que nos depara un destino azul y blanco; para que confiemos en que todo lo malo a nuestro alrededor no tendrá otro fin que una despedida perpetua: https://www.youtube.com/watch?v=uOxcg032OQ8

Carlos Martínez Rojas

@ultrabogotano