Canto de gol: gente que no
Ni somos los peores por caer en Rionegro, ni somos los mejores por ganarle a Nacional. Con un símil negativo fue la frase que le escuché a Leandro Melo hace ocho días. Y desde su reflexión sobre lo acontecido hasta entonces en la Liga quiero aferrarme a esa visión del Millonarios de hoy, que baila en un vaivén de posiciones al que, habiendo ignorado en el pasado, me pide que vuelva a hacerlo.
El campeonar y la costumbre de verlo ganar en cada fecha nos hace a los hinchas ser más exigentes. Y está bien, siempre hay que buscar seguir de largo y ganar todo lo que se dispute. Entonces, querer ganar y ser exigentes y criticar es válido; el punto de equilibrio es saber cómo no cruzar esa fina línea entre ello y atacar sin piedad lo que veamos en este equipo, ignorando lo bueno o que con dos fechas ganadas o perdidas bailas en las posiciones mentirosas del todos contra todos de un campeonato irregular y flojo.
Aquella autocrítica la rozó el profe Gamero anoche en la rueda de prensa, la preocupación que lo debe y a nosotros seguro nos trasnocha es la falta de gol. El equipo está en deuda, ha marcado muy poco y hemos celebrado muy poco, y esa ausencia de goles y yerros en la línea final son los ingredientes que amargan los partidos y hacen reaparecer los lamentos. La ciencia es exacta, los partidos no se ganan por posesión, fintas, paredes o tacos; los partidos no van a hacernos sonreír a su término porque hayamos visto un Millos dominador y con el arquero más salvador en nuestra portería, si no son tres los puntos que se suman en la tabla. Y para ello, la pelota debe rematarse hacia el arco rival y la malla inflarse. Así de simple.
Siento en ello, por ello, mucha razón y también mérito en César Farías. Supo cuándo y golpeó en el instante en que debía hacerlo. Y se defendió con dientes cuando era menester retrasar sus líneas. Y su rueda de prensa vuelve a hacer irrefutable la máxima del fútbol: se gana con goles y se sube en la tabla con triunfos, no con mayor porcentaje de minutos con la bola en los guayos propios.
Regreso así a mi tesis: si el rival juega bien un tiempo y nos factura y es superior, hay que reconocerlo, porque cuando fue nuestro turno en la otra etapa no fuimos capaces de hacer una traducción fidedigna a la lengua del gol. Pero al reconocer las virtudes del otro evitamos en parte caer en el derrotismo y pensarnos como los peores del torneo. Y volviendo apenas ocho días antes, no éramos los líderes indiscutibles de la tabla ni los del fútbol perfecto por ganarle a Nacional, habiendo perdonado tanto y mereciendo mínimo un 3-0 que no fue.
El cálculo matemático está en tablas, hemos jugado cuatro partidos en casa y tenemos 12 puntos. No fue Águilas el rival a robarle suma perfecta en su tierra, pero aún tendremos cinco aeropuertos y quince puntos por pescar teniendo claro que, siempre, lo que se juegue con Millonarios como local tiene que ser victoria. Independiente Santa Fe, el primer y próximo escollo; pero tengamos nuevamente claro, ganándoles no seremos los mejores de la Liga ni perdiendo en la próxima salida al Atanasio el lunes 18 seremos el equipo sentenciado a descender. ¿Derrotista, triunfalista o un relativo centrado? ¿Cuál hincha es usted?
El canto de gol para acompañar esta lectura es ‘Gente Que No’, de Todos Tus Muertos y en la voz eterna de Pablo Molina, en colaboración con Los Auténticos Decadentes: https://youtu.be/R9wmJDK4Rr4?si=lBTiPAG6tqTskjWq. Descansa en paz, Pablito.
Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano