¡Abran paso que Millos va a salir!
Todos tenemos memoria.
Recordamos nuestras primeras veces para cualquier cosa: el primer beso, la primera borrachera, el primer viaje. Todo tiene un inicio.
El romance que hemos sostenido durante nuestra vida con Millonarios prueba que, a pesar del tiempo, perdura el recuerdo de ese instante mágico, ese encuentro con lo desconocido.
Este clásico, el de esta noche, volverá a marcar una generación de hinchas. Basta saber que no pasaba un clásico por copa internacional hace 42 años: será un encuentro cargado de emotividad, de revancha, de sed de victoria. Anhelado y esperado, este partido nos identifica de una ciudad especÃfica, de una parte de la geografÃa nacional. A veces rancia, con un hablado raro, diferente, con esa «tonada» que dirÃan los argentinos. Somos diferentes a todos.
Las tribunas han esperado desde aquel 0-0 en condición de visitantes, también en el Nemesio Camacho. Nuestro capitán en la cancha, Andrés Cadavid, agradeció en su red social el aliento «a una sola voz»; Wuilker, en un programa radial, dijo que serÃa maravilloso «ver lleno el estadio». ‘Carachito’, el lÃder canchero, de barrio y arrabal, también abogó por una unión. Más que la camiseta, esta noche se necesita estremecer el ‘Coloso’ de la 57. Nosotros lo hacemos más grande.
Es difÃcil unir una masa tan disÃmil, tan perfeccionista, extrema del detalle, cuando se habla de pasión. Pero algo tiene precisamente ese elemento de la memoria: hace años, cuando no habÃan redes sociales, el escenario de interacción era la tribuna. Allá, en esos años, no hacÃa falta ir primero para alentar: solo bastaba ponerse la camiseta, llegar temprano con la bandera, pagar la entrada y disfrutar del mágico mundo del fútbol embajador, «en la pobreza, en la enfermedad y hasta que la muerte nos separe».
Ese es mi recuerdo de Millonarios – Santa Fe: cantar y hacerlo tan duro que ese «abran paso que Millos va a salir» retumbaba todo GalerÃas, toda Bogotá. ¿Ya calculó cuántos años atrás fue ese cántico?
Hoy es el dÃa y ustedes lo vivirán. Todos lo viviremos.
Leandro J. Melo
Twitter: @lejameco