Millonarios - River Plate 2018

Nos aplastaron con poco

Uno entiende la frustración del hincha por el resultado, porque River Plate goleó 4-1 a Millonarios sin sus grandes figuras en un partido que fue demasiado fácil para los de la «banda cruzada». Porque en los últimos seis años Millos completa tres goleadas contra rivales internacionales en partidos de pretemporada o amistosos, y eso, en un mundo globalizado en el que ahora cualquier persona en el mundo puede ver fútbol por TV o por Internet, es algo que daña tu imagen corporativa y futbolera en el exterior.

Sí, uno entiende la frustración de mucha gente porque en Boca Ratón nos vimos diminutos ante un River que nos aplastó caminando, con poco. Uno entiende que fue un resultado humillante, y que los hinchas rivales -todavía heridos por lo sucedido en diciembre contra Santa Fe y febrero contra Nacional- aprovechan para burlarse, más ahora en estos tiempos de escarnio público y show con sobreactuación en las redes sociales.

Sin embargo, aun con el mal partido que vimos y con el resultado abultado, no deja de ser un amistoso. Había cero puntos en juego y el objetivo final nunca fue algo distinto a evaluar el comportamiento individual y colectivo del equipo de cara a lo que comienza dentro de una semana: Liga, Copa Sudamericana y Copa Colombia. De repente queda la impresión de que hay una diferencia abismal entre River y Millonarios porque el 4-1 final no tiene nada de mentiroso. Salvo el gol de Ayron, en una jugada aislada, Millos siempre sintió el sometimiento de su rival en la cancha. El ganador sigue en Libertadores y el otro va por la Sudamericana.

Sobre ese particular, el rendimiento, es que se establecen las dudas, un poco sobredimensionadas por el 1-4 final. Ojalá solo haya sido un mal día, porque Duque pegó demasiado y no jugó a lo que nos tiene acostumbrados, porque los huecos en las zonas laterales fueron enormes, porque en el segundo tiempo el equipo no vio media, porque Ayron y López parecieron dos penínsulas aisladas del resto de sus compañeros.

Nadie vio los demás partidos de preparación, que fueron todos a puerta cerrada y ante equipos de la B en los que Millos no perdió, por eso solo podemos quedarnos con lo que vimos en Estados Unidos de este equipo con el que nos vamos a la guerra desde el próximo domingo.

Sí, se entiende la rabia por otra goleada en contra a nivel internacional, pero que no se nos olvide que lo que verdaderamente importa es ganar los partidos que se juegan por los puntos. No desviemos el foco.