La misma historia, el mismo karma
Tres veces ha visitado Millonarios a Nacional en MedellÃn en el último año. Tres veces terminó perdiendo. Tres veces en las que un gol en las postrimerÃas del partido rompe millones de corazones y acaba millones de ilusiones. Parece un karma, ni el mejor libretista de Hollywood hubiera podido cranear que pasara lo que le ha pasado a Millonarios visitando al equipo verde paisa.
Y como siempre, hay que buscar el chivo expiatorio para entender por qué pasa lo que pasa, por qué carajos nos tocan estos desenlaces de terror, justito contra el equipo más odiado de todos. Entonces, la fácil es emprenderla contra el central de turno, esta vez, porque le perdonó la roja a un rival en el primer tiempo, pitó un penal para ellos (que sà fue) y dio más tiempo de adición. Pero no, tenemos que acostumbrarnos, los árbitros son localistas, antes hemos ganado en MedellÃn jugando contra 12, y esta vez, Hinestroza no tuvo nada que ver con lo que pasó.
También se puede culpar a la suerte, y algo de razón hay, porque Dayro puede cobrar 400 tiros libres que den rebote, pero solo contra nosotros el rebote va directo al arco y es gol. Los otros 399 intentos, seguro, se van a las nubes. Pero tampoco es suficiente, hay que reconocerlo, nos han ganado tres veces en el último minuto de camiseta, nos han ganado por la jerarquÃa que nos ha faltado.
En diciembre, Millos regaló un tiempo porque salió a jugar muerto de miedo (influyó lo que habÃa pasado con Chapecoense). Cuando reaccionó, dio espacios, aguantó 88 minutos, y llegó el gol que acabó la serie. El pasado mes de junio, ya no aguantamos 88 minutos sino 91, pero flaqueamos y nos castigaron. Ahora fue una mejor presentación, pero tampoco alcanzó: hicimos dos goles (¡milagro!), y estuvimos encima en el marcador dos veces, ya no fueron 91 minutos, fueron 94, pero perdimos.
Los dos goles, el gran juego, la excelente, digna y decorosa presentación y el moralismo aquel de «jugamos mejor que el campeón» solo quedarán como anécdota. La historia dirá que perdimos, otra vez, en MedellÃn contra Nacional. La historia dirá que desde hace cinco años no sumamos puntos allá (ya son ocho derrotas en fila) y que perdimos porque no tuvimos la jerarquÃa de defender dos veces una ventaja, ni siquiera un empate.
Tres visitas, tres derrotas sobre la hora, al minuto 88, al 91 y al 94 se han roto todos los corazones. No duele tanto el hecho de «perder jugando muy bien», que a la larga es lo mismo que nada. Duele más el saber y reconocer que nos han ganado de camiseta, porque mentalmente, aunque juguemos  el partido del año, todavÃa no estamos listos para el desafÃo.
Twitter: @elmechu
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