Millonarios Jaguares Copa 2018

En la semifinal, a lo Millos, con sufrimiento.

A veces el hincha subestima a la vida misma con decisiones como las de no ir al estadio a los partidos de Copa Colombia por ser «aburridos». A veces la vida se encarga, solita, de devolver el favor con noches como la del 26 de septiembre de 2018. A cualquiera le gustaría que su equipo gane todo fácil como hacen el Madrid o el Barcelona. Pero, ¿y la emoción? ¿dónde queda ese pequeño detalle que hace que la vida y el fútbol tengan sentido?

Gracias a la vida por esta linda noche en la que Millonarios sufrió, estuvo eliminado durante mucho rato, empató, siguió sufriendo, se fue a los penales contra todos los pronósticos, y clasificó, gracias a que tenemos un señor portero debajo de los tres palos. Así es, se pensaba que lo ganábamos fácil luego del empate en la ida, y resultó que lo sufrimos demasiado. Al final, con un montón de adrenalina derramada sobre los asientos del estadio, la historia tuvo un final feliz.

Nadie se imaginó estar 0-1 abajo contra Jaguares en Bogotá. Nadie se imaginó andar luchando contra la corriente en la serie. Nadie se imaginó que los cambios de Russo (Barreto y Ovelar por Mackalister y Henry) iban a funcionar. Nadie imaginó que el 21 iba a conseguir el gol de la salvación (mientras calentaba en el entretiempo lo putearon en Occidental, infame). Nadie imaginó que se nos fuera a cerrar el arco de esa manera y que la serie iba a definirse desde los penales. Nadie.

Se nos olvida, a veces, que el Millonarios que nos tocó a nosotros es sufrimiento. Nada que ver con «El Ballet Azul» de nuestros abuelos. Nosotros somos los de la generación de sudar frío, comer uña y elevar plegarias. Somos los de la generación que le tiene miedo a los penales porque el pasado reciente dejó frustraciones (es verdad, así lo nieguen). Nos tocó así, sudando, comiendo uña, rezando, algunos sin ver, otros sin parpadear… Nos tocó sufrir para empatarlo, sufrir para buscar el 2-1 que nunca llegó y sufrir los penales, más eso que cualquier cosa porque nadie quería penales.

Faríñez, con su hermosa casaca naranja, fue el héroe. Atajó el primero y el cuarto de la serie de los visitantes. Cadavid, Carachito y Ayron hicieron la tarea por los nuestros. Treinta minutos antes se escuchaba el «movete, Millos movete», ahora sonaba el «Volveremos a la cancha a acabar con Santa Fe» con la emoción de haber conseguido la clasificación. Que fue por penales, sí; contra un equipo chico, sí; que fue en Bogotá, sí. ¿importa eso ahora?.

Sufriendo, a lo Millos, este plantel ya está en las semifinales de la Copa y espera por el Once Caldas. Millonarios es el único equipo colombiano que pelea los tres torneos del semestre y eso no es poco. Quiere decir que hoy por hoy somos nosotros los que marcamos la pauta en el FPC. No hay que subestimar a la vida por jugar Copa Colombia, al revés, hay que darle gracias por este privilegio de tener a nuestro equipo con vida en tres frentes distintos. Y esta Copa que muchos subvaloran da cupo a Libertadores, que no se olvide.

Gracias, Millos. Fue una linda noche de amor.

Twitter: @elmechu