El día después: una trama enredada
Millonarios quedó eliminado en Fase Dos de Libertadores por Fluminense, con marcador global de 4-1
Estábamos preparados para lo peor porque, solo en el ítem nóminas comparadas, la diferencia es abismal. Esto es el resultado de obtener una gran campaña en el 2021: solo alcanzó para disfrutar y sufrir dos partidos de Libertadores. Esperemos, en adelante, y desde este domingo, que haya seriedad para ganar dos títulos y no uno solo: ya basta de jugar buenos pasajes y creer, ilusamente, que sometemos al rival por 45 minutos. Fluminense no adoleció: sus cuatro goles llegaron cuando Millonarios adelantó, con valentía, la línea ofensiva y nos recordaron, de paso, nuestra angustia por soportar una nómina perfecta para el torneo local pero insuficiente cuando se visan pasaportes.
Cada día que pasa queda retratada esta cúpula dirigencial. Es indudable: ante la sordera y consabida miopía de sus responsables administrativos, no hay tratamiento médico posible. Nos han tratado de bodegueros, gente sin espontaneidad a la hora de criticar; que estamos fletados; que no pensamos por nosotros mismos; que somos unos borregos, cualquiera que sea el contexto. Mientras ellos simulan competir, nosotros apenas participamos.
No solo es un asunto de cancha llena o de murmullos propios de los fugaces visitantes en partidos importantes: es una trama con mayor complejidad.
La madeja se enreda así. Con nómina buena o rendidora tampoco hay respuestas e iguales consecuencias en el rendimiento deportivo. De acá se han ido varios jugadores rutilantes, costosos, vendidos o con el contrato finalizado. Si estamos encomendados a un solo muchacho talentoso y no a 25 varones, se ha perdido el tiempo, con experiencia en Liga, para figurar en el plano continental. Estamos convencidos: los dueños del balón dentro del terreno están llenos de buenas intenciones y corazón. Pero en la misma tesitura carecen de experiencia, corren llenos de dudas y toman malas decisiones porque no están acostumbrados a plantar cara en competencias internacionales.
La trama, también, se confunde por aquí. Está bien dudar del líder del proceso deportivo porque en él recaen todas las decisiones estratégicas de cada enfrentamiento. Él entiende a la perfección cuál es la estirpe de este club porque apenas con un campeonato obtenido como jugador con esta camiseta se muere por salir campeón como técnico en su casa.
Sin embargo, lo traicionan dos cosas: la sed de victoria por la vía de la posesión del esférico y no tener ningún enfrentamiento civilizado con sus patrones para contratar verdaderos rimbombantes con experiencia, o apuntar retener lo mejor que hay en la nómina.
Cuando él explicó que “no siempre cuando se pierde es malo”, que “el resultado fue muy amplio para lo que se vio en la cancha”, que “esto es aprendizaje”, que “vamos por buen camino”, se intuye algo de forma subrepticia: nada más contraproducente para un proceso que enumerar cosas positivas cuando todos los resultados son negativos.
Nosotros vamos a la luna y esa tribuna visitante fue una fiel demostración: son algunos, los del billete, quienes no desean viajar en el mismo transbordador.
Santa Fe debe pagar los platos rotos este domingo.
Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco