Nacional Millonarios Copa 2023

Canto de gol: sale el sol

Son las 5:05 de la mañana al momento de escribir las primeras palabras de esta columna, ya listo para mi jornada laboral. Y claro, siguen muy vivos los recuerdos de hace siete horas. Los 150 segundos que no pudimos aguantar y los penales que, todos bien cobrados, no tuvimos la fortuna de superar.

El compromiso lo asumí hoy. En este inicio del post trago amargo, sin haber sido capaz de sorberlo anoche para llevarles a todos la acostumbrada crónica.

Como seguramente muchos nos sentimos anoche, no quería saber de nada ni nadie. No quería ver frases de lamentos, putazos a Guerra o reproches con Beckham; porque imaginaba la vehemencia con ellos o con Juan Esteban Moreno o cualquier otro canterano con quien ensañarse.

Mientras voy en el camino a mi trabajo, con el cielo aún oscuro, pienso en que también fue culpa de Leo por comerse el penal. De Silva por darle el balón a Castillo y Mier en sus manos, de ‘Cata’ por perdonar el 0-2, del mismo Guerra al rematar tan mal en lugar de incluso poder haberse ido al córner a quemar tiempo, y de Uribe… cuando salen todas las ideas de la cancha y entran varios juveniles -también podría caber don Alberto en ese yerro de quedar sin un solo 10 que manejara el balón y la angustia del rival- y llega la mala suerte de los penales, hay que asumir la responsabilidad de cargar con la experiencia.

Así fallaras como Luis Carlos en el inolvidable 24 de junio, pero aceptando y manejando tu papel en la nómina, Fernando. No puedes cagarte así. 

Atrás van quedando las casas, las cuadras, las estaciones una a una… y los lamentos. Este viernes va aclarando y las ideas se van despejando como los claros azules en medio de las nubes. Y llego y rodeo El Campín por la calle 54 y empatando con el inicio de la 24 hasta llegar a la 57.

Y recuerdo y vuelvo a entender que en dos días y medio volveremos a estar acá. Con mi novia, con mis amigos, con mis compañeros de tribuna. Porque si decimos que el fútbol siempre da revanchas, la nuestra es triple si se quiere.

Una llave a muerte con Medellín y su punto invisible, volver a eliminar a Nacional en nuestra casa y pelear por nuestro segundo bicampeonato. ¿Cuándo, en la memoria del hincha azul reciente -el que respiró el arroz con huevo y tuvo que literalmente meterse la mano al bolsillo para que no desapareciéramos- peleábamos dos bicampeonatos en un mismo mes? ¿Cuándo llegábamos siquiera a una final?

Ya, ya estuvo. A levantarnos y sacudirnos y retomar nuestro liderato del cuadrangular, como le dije a una mamá muy enojada y con voz entrecortada hace ocho horas. Otro andar sería habernos quedado con las manos vacías porque esto era lo único que nos salvaba el año, pero estamos como en 2012, incluso mejor. Se nos fue un objetivo, pasado mañana sigue el otro y más importante, porque la mejor revancha personal será volver a empatar al rival como los más veces campeones del país.

Una corta y última para la valentía y el partido aparte que se jugó mi amigo Gabriel Jiménez en Medellín.

Ya pueden ver su cápsula, hecha con dolor pero con huevos viendo celebrar al rival. Él tuvo la gallardía de cumplirles a todos los que siguen a Mundo Millos (siendo su cumpleaños y estando roto por esta final) la que muchos no tuvimos al simplemente romper el celular o botarlo al olvido con el último de los 10 cobros. Gracias, Mechu. Ya es otro día, ya hay que seguir y mirar al frente. Nuestra grandeza no se ha disminuido.

El canto de gol para esta columna es ‘El Sol’ de Tony Rojas: https://open.spotify.com/track/2BvcxYpqYitsBa9PPI5IiG?si=VXWXAWnqQcSTMglthjZZpQ o https://youtu.be/DuVM63dbXEY?si=9ovjYXJyiDD3sICS

Carlos Martínez Rojas

@ultrabogotano