Hinchada Pasto 2017

La muy noble y muy leal hinchada de Pasto y alrededores

Los de Pasto, los de Ipiales, los de Túquerres, los de Popayán… Todos esos hinchas para quienes el partido de Millonarios en Pasto es el evento del año porque es la única oportunidad en el año de ver al equipo que aman. Por eso, desde el día previo al partido se unen, van a la concentración y al sitio de entrenamiento, alientan, no paran, se quedan durante horas al frente del hotel esperando que salga alguien, luego van al estadio y no paran de alentar.

Esa es la afición de Millonarios en el sur del país, una región que desde los inicios del profesionalismo ha sido azul, que tiene una gran cantidad de fieles embajadores a pesar de que los que ganen sean otros. Llámenlo herencia, llámenlo mística, pero la filial de Millos en esta región del país es para admirar. Durante todo el sábado, el hotel Morasurco siempre estuvo rodeado de gente con camiseta azul hasta el momento en el que el plantel partió hacia el estadio, sobre las seis de la tarde.

Los hinchas de estas tierras se olvidan de los números y alientan con los ojos del amor ciego. Millonarios ya no es el más grande ni el más veces campeón del país, tiene apenas cinco títulos de Liga en los últimos 50 años, y además, completó una década sin poder ganar en Pasto y cuando estuvo en Popayán en una pretemporada hace tres años no ganó ninguno de los dos partidos que disputó. Con todo y eso, la fe ciega no se pierde.

Mientras por las redes sociales la gente explotaba ante la tercera derrota en serie, y algunos ya estaban incendiando todo hablando de crisis; en Libertad, los jugadores -todos- salieron con bronca por el resultado, y contrario a lo que pasa en otras plazas, los hinchas nariñenses se quedaron a esperarlos para abordar el bus de regreso al hotel, con palabras de ánimo solamente: «no pasa nada muchachos, ¡ánimo!», gritaban los presentes. No se podía creer.

Al otro día, otro grupo de hinchas fue hasta el aeropuerto a despedir al equipo, eran aficionados de Chachagüí, el municipio aledaño a la ciudad donde se encuentra el aeropuerto. «no importa que llevemos diez años sin ganar aquí, el solo hecho de poder ver este escudo en vivo es más que suficiente», decían. Literalmente, les importaba nada el resultado, eran felices solo por ver a sus ídolos cerca.

Esa es la hinchada azul del sur de Colombia, una de las filiales más numerosas que todavía mantiene Millonarios afuera de Bogotá. Una afición numerosa que sufre como todos pero mantiene su nobleza y su fidelidad.