Canto de gol: el dorsal de lo increíble
Cuando era niño, como muchos de ustedes seguramente, hice parte de una escuela de fútbol. En los primeros años todos se peleaban por tener el número 11 de los goleadores, el número 7 de la suerte, y nadie quería vestir el 13 o uno abultado. Pero en la “cumbre” de mi carrera empezaron a hacerse famosos y habituales los números superiores al 15 y a mí, que le había huido a la pelea de mis amigos por cuál número empuñar y como una especie de coincidencia con el destino cuando llegué a este mundo, me dieron la camiseta con el dorsal 19.
Esas cifras populares iban y venían con el vaivén de la moda y elección de fechas especiales: días de nacimiento, números favoritos, número de hijos, o una mezcla de todo. Y uno tradicional como el 10 es ése que ni pasa de moda ni es ajeno a la responsabilidad de liderar la cancha, sobre todo en vocación ofensiva. En sus narraciones de los dos goles del sábado, Jotas Mantilla mencionó a Carlos Ángel López y Silvano Espíndola al rescatar al heredero de sus camisetas, jugadores de Millonarios, el primero en 1982 y el segundo que marcó la mayor cantidad de goles de su carrera en los clubes donde estuvo, solamente superados por los anotados con Argentinos Juniors.
La memoria comparativa va atada a lo que cada quien tuvo la oportunidad de disfrutar; y con mis vagos recuerdos de los 90’s que sólo me traen al gran Jhon Mario Ramírez y su inmenso carisma, talento, amor por Millonarios y sutileza en los cobros de media distancia, me aferro entonces al nuevo milenio. El bragadense Gabriel Héctor Fernández, un genio de los tiros libres y los golazos imposibles; el barranquillero Ricardo Manuel Ciciliano, guerrero de mil pulmones y artífice de goles y atajadas míticas que nos abandonó demasiado pronto y ya descansa en otro plano; y el caleño Mayer Candelo, el inmortal Mayer Andrés, que nos sacó campeones después de 24 años de burlas y lunes grises, que volvió al club para sacarse una espina mal clavada, que se volvió un mago maravilloso dueño de ilusiones hechas tiros libres, gambetas, asistencias y filigranas.
Hay otros en el medio, pasajeros como el palmireño Harrison Mojica, dignos de la 10 que no la vistieron como el bonaerense Federico Insúa, o que se quedaron en el corazón de los más chicos como el bogotano Daniel Ruiz. Pero el presente, la Liga que comandamos, la Sudamericana que iniciamos y los destellos que nos deslumbran en varios juegos ya, nos hacen soñar en que ese dorsal de lo increíble lo está heredando un jugador bellanita de 31 años, uno con carácter, temple, calle y talento necesarios para que esa camiseta albiazul no le pese y siga en carrera por ondearla alzando un segundo título con el Club. La historia nos dirá si esa ilusión se traducirá en realidad; por ahora, que Daniel Cataño nos siga deleitando y la pelota siga siendo siempre para el 10.
El canto de gol para acompañar este recuento de dieces y este liderato que sin espera ya se expondrá en horas en el Guillermo Ruinas Alcid es ‘La Vida Tómbola’, de Manu Chao: https://www.youtube.com/watch?v=RM9JWCVG4v4
Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano