SuperMacka

A los 65 minutos del partido, a Millonarios le estaba sucediendo el peor escenario posible. El equipo azul, que nos tiene acostumbrados a todos a jugar en campo contrario e imponer condiciones, estaba sufriendo las inclemencias de un Junior irrespetuoso que no vino a Bogotá a esconderse como en partidos anteriores sino que tenía como estrategia quitarnos el balón y administrarlo. Esos 20 minutos del segundo tiempo estaban llenos de malas entregas que originaban ataques constantes de los «tiburones» y los Embajadores no la pasaban bien. Y para completar, Andrés Llinás vio la roja directa en su partido oficial número 100 con los Embajadores.

En ese momento -y quien lo niegue miente vehementemente- todos sentimos que se nos venía el mundo encima. Era 10 contra 11, con Junior encima y mejor en la cancha, y con Gamero enviando al campo a Cuenú por Dani Ruiz, el sacrificado con la expulsión. Antes ya había entrado Cataño por Larry, estaba por el centro y lo mandaron a la izquierda. Millonarios jugaba contra el Junior, contra el reloj, contra la tabla de posiciones y contra la presión: tenía que ganar este partido para no llegar a la última fecha dependiendo de terceros.

La fórmula fue 4-1-3-1, que por momentos era 4-4-1. Gómez por derecha, Cataño por izquierda, Pereira como cabeza de área y Macka como el volante 10, el que acompañaba a Pereira cuando había que retroceder y el que debía juntarse con los extremos y con Ruiz en fase ofensiva.

Y lo que vino después de eso, los 25 minutos que tuvo Millonarios con un hombre menos en el campo, fueron una exposición de calidad del capitán de Millonarios. Macka no había aparecido tanto en el partido cuando la cosa estaba 11 contra 11, pero cuando nos tocó aguantar con un hombre menos, el capitán fue el maestro de ceremonia de un equipo que dio cátedra de disciplina táctica en el terreno de juego para no hacer sentir la diferencia numérica.

Mira aquí Las fotos de Millonarios 1-0 Junior.

Macka se echó el equipo al hombro, fue el que más corrió, el que más tocó, el que más jugó. Tuvo como su mejor amigo a Cataño, alguien que suele mostrar su mejor versión por el centro pero que esta vez, por izquierda, hizo pasar varios dolores de cabeza a los rivales. Justamente, de una acción en la que Cataño elude a dos rivales, Macka recibe en el centro del campo para avanzar unos metros y soltar un misil que se metió en el arco sur del estadio para, literal, explotar de emoción a todo El Campín.

También fue un deja-vu de hace 25 días por Copa: el mismo jugador, la misma zona, el mismo arco, la misma jugada. Así como un remate de media distancia de Macka nos había dado el título el 2, un remate de media distancia de Macka nos daba el triunfo más duro del cuadrangular el 27. Pónganle el nombre que quieran, yo lo llamaré mística.

Después del gol, ese Junior duro y difícil que quiso venir a quitarnos la pelota lo siguió intentando, pero Millonarios ya no sufría el partido como en el arranque del segundo tiempo ni cometía los errores de malas entregas de cuando estábamos 11 contra 11. Era un equipo de 10 soldados llenos de constancia y disciplina que lograron aguantar hasta el final para sacar los tres puntos más complejos de todo el cuadrangular.

Dos horas después de que SuperMacka guió a Millonarios a una victoria más, Santa Fe caía goleado en Pereira. Millos llega a la última fecha líder, Pereira es segundo con un punto menos y Santa Fe todavía tiene chances en el tercer lugar. Las cuentas son sencillas: si ganamos el clásico, estamos en la final; si empatamos, tendremos que esperar que Pereira no gane en Barranquilla; si perdemos estamos out.

Gracias a su capitán, el Embajador logró una de las victorias más duras y sufridas del semestre, lo hizo ante un rival de pergaminos que hizo más difícil la gesta, lo hizo con un hombre menos en cancha, lo hizo con un golazo de alguien que llegó a 50 goles con esta camiseta, y que cada día que pasa hace más méritos para graduarse de ídolo de Millonarios. Ese es SuperMacka.

Twitter: @elmechu

Esta es la Ficha Técnica del partido.