Con cabeza frÃa: herencia de dolor
«Estoy decepcionada.». AsÃ, con todo y ese signo de puntuación que en mensajes cruzados por WhatsApp nos dice que la vaina es en serio, asà fue el mensaje que me envió mi mamá al cierre de la fecha sabatina.
Se va acercando a los 70 años. Y siempre que ella y yo vemos el partido apartados, mi novia y yo recibimos mensajes simultáneos pero originales con sus apreciaciones, con gritos de gol, con «Millos, Millos, papa, papapapá» y con expresiones de júbilo o tristeza. Siempre en mensajes de voz. Siempre con puntos suspensivos para continuar la charla. Pero el sábado dos palabras fueron suficientes para exponer su cansancio y frustración ante un nuevo fracaso.
Al leer su mensaje evoqué inmediatamente el 5 de junio de 2019. No solamente porque desde ese dÃa reina en mà y en muchos más el escepticismo frente a Millonarios, el fútbol moderno, las apuestas, los amaños y la podredumbre que ahora disfraza el fútbol. Sino porque esa frustración de una frase y un punto fue lo que sentà en carne propia aquel miércoles. Escapados del trabajo la hice a ella escaparse también, pedir permiso, ganarse una mala cara y llegar al CampÃn con una ilusión que jamás fecundarÃa. Y mis lágrimas sentados en esa silla de oriental general sur no eran sólo por la eliminación y la burla de segundo tiempo que atestiguamos. Eran porque ese anhelo de llevar a mi mamá a su primera final en el estadio y ese corazón lleno de esperanzas y sueños se habÃan resquebrajado como hojas secas en el suelo al ser pisoteadas. Tan parecido a los sueños con este Club.
Esa desilusión y frustración que sentà hace tres años, ésos fueron los sentimientos que sentà en mi Elvirita a través de un mensaje seco y dolido, al culminar la campaña en la que gracias a su retiro y pensión definitivos ha estado más pendiente de la liga, los juegos, nuestros programas de radio y los textos que, como éste, han intentado plasmar el paso a paso de un objetivo que vuelve a desvanecerse en el panorama. Como el fútbol de las 20 fechas. Como los goles del lÃder. Como las victorias de local. Como agua y aire entre los dedos.
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El campeonato culmina pasado mañana en un duelo que seguro nos tendrá frente a un televisor. Después de ese cierre oficial del turno número 2022-1, podremos concluir este primer semestre de columnas con un análisis de cómo el desengaño de mamá y de los hinchas albiazules pudiese acercarse a un maldito final feliz que ella y todos merecemos hace marras. El amor sigue y seguirá siempre, a diferencia de tifos, ideas y proyectos que deberÃan, como ella, descansar y jubilarse.
Carlos MartÃnez Rojas
@ultrabogotano
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