Con cabeza frÃa: lecciones
Fuimos mejores amigos hace ya varios años. Y en una de las peleas que fueron el punto de quiebre de esa amistad me dio a entender con palabras y actos que no me tenÃa por qué contar ni compartir todo, que no podÃa sentir que lo deberÃa saber todo o que ella debÃa contarme cada minucia de sus dÃas. Éramos ambos jóvenes y pendejos y la amistad se fue al caño.
Pero aquà y en todo este tipo de situaciones que en un presente se ven negativas, lo importante y valioso es que al convertirse en pasado muten en aprendizaje. Lo hemos hablado en varias ocasiones con quien hoy es mi mejor amiga y concluimos que aquel traspiés me ha permitido ser un mejor y más aterrizado amigo. Caso muy similar pasa con Millonarios, pasó el domingo y sin duda alguna volverá a suceder.
Habrá juegos en los que haya mala entrega, en los que los defensas jueguen torpemente a salir tocando cuando el peligro roza nuestro pórtico; en los que Pereira se vea errático, Macka sea un festÃn de entregas equÃvocas y taquitos sin sentido, Danny pierda un montón de balones por entregar mal, querer hacer más de la cuenta o creer que los rivales no lo van a chocar para sacarle su útil; en los que Eduardo haga honor a su apellido y muestre una transición lenta de medio campo hacia el arco contrario, o que Diego despilfarre cabezazos o piques solitarios y nos haga transpirar y chillar de la ira, como cerdos en criadero, al ver el inamovible tanteador.
Pero se aprende, se mira hacia atrás y se entiende que importó un pepino haber jugado bien tantos partidos como contra América, Junior o Tolima el año pasado, Envigado en 2015, Junior en 2011 y 2016, Cali en 2003 y 2015 o todos ésos que pueden estarle llegando a la memoria mientras va leyendo. Todo fue tan inútil como el lote de Sambueza en tierras foráneas, porque los tÃtulos se ganan sumando de a tres, sea como sea. Sin que valga jugar lindo o golear. Sin que cuente merecer o no. Porque si de ello se tratara todo, un expresidente estarÃa preso, un club habrÃa sido sancionado por comprar jueces y Millonarios habrÃa bordado al menos tres estrellas más en su historia.
Mira aquà las fotos de la victoria azul.
Hoy y siempre -pero sobre todo hoy con los nuevos Ãtems de desempate maquinados en las asambleas etÃlicas de la Dimayor- importan es las victorias, jugando mal como el domingo o muy bien como en el primer clásico del año. Ganar por uno o cien gritos, ganar gustando o no. Ésa fue la tranquilidad y felicidad con las que asumà el pitazo final del payaso de Bismarks y valoré el gran desempeño de alternativas como Perlaza y Cuenú, prácticos e inteligentes. La misma serenidad que me dejó aquella pelea y pérdida de una amiga cuando comprendà que las personas van y vienen y debemos enfocarnos en quienes permanezcan y merezcan nuestro mejor yo.
Carlos MartÃnez Rojas
@ultrabogotano
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