¡Gracias, Gamero. Gracias, jugadores!
El 3 de enero, el presidente Enrique Camacho en una entrevista contó que «Fernando Uribe era un jugador importante pero lo que tiene Alberto Gamero en el frente de ataque es suficiente», explicando el regreso de Jáder Valencia. Para ese momento, nadie se imaginaba que la nómina que tenÃa Millonarios, que acababa de disputar liguilla de eliminados, podÃa llegar a una final. De hecho el panorama en el interior de la hinchada era de mucho pesimismo y negativismo.
El 15 de enero se filtró en las redes una supuesta carta, de un supuesto colectivo llamado «100% Embajador», que se notó demasiado que era un «falso positivo» y terminó de sacar de quicio a la hinchada, dolida porque el América nos habÃa alcanzado en tÃtulos con todo y sus cinco años en la B, y porque la nómina azul para ese instante no era suficiente.
Por la reacción ante el intento fallido de «100% Embajador», y gracias a Don Alfonso Senior Jr y un grupo de socios que hicieron una carta de protesta y enviarla en fÃsico junto a una resma de papel con todas las firmas de socios e hinchas a Joseph Oughurlian en Londres, Gustavo Serpa se motivó y le hizo una oferta a Fernando Uribe (el mismo que se habÃa considerado descartado por el presidente) para llegar a Millonarios. Fernando firmó el 18, ya se habÃa disputado la primera fecha.
Antes de la contratación de Uribe la hinchada estaba muy escéptica con el equipo. Después de la firma del goleador la armonÃa en el ambiente dio un giro de 180 grados. El goleador debutó en su segundo ciclo vistiendo la camiseta gris e hizo gol. Y asà comenzó una campaña que tuvo muchos altibajos futbolÃsticos.
Gamero y sus muchachos se hicieron fuertes internamente, unión total como grupo, coraza ante las crÃticas que llovÃan duro desde la afición y la prensa. «Que Millonarios solo le gana a los chicos», «que el equipo no tiene jerarquÃa», «que no le ganó a ninguno del grupo de los ocho». Hubo partidos que se perdieron dolorosamente como contra Nacional y América (remontados en los últimos 10 minutos), hubo un campanazo de alerta cuando las dos derrotas seguidas con Junior y Jaguares, hubo partidos que se jugaron terrible como con Chicó. También hubo algo de miedo por quedar afuera cuando empatamos con Tolima y se apretó la tabla faltando dos fechas ante Santa Fe y Cali.
El profe y los muchachos tuvieron mucho mérito en aguantarse toda la crÃtica y seguir creyendo en el concepto, el modelo, la idea de juego. Convicciones firmes esperando los resultados futuros. Los últimos seis minutos del clásico fueron el antes y el después. De perdedores y quedar tambaleando por entrar a finales a ganadores y clasificados. El punto de inflexión. Ganarle a Santa Fe después de 1216 dÃas fue un bálsamo para el hincha y el premio para cuerpo técnico y jugadores, que nunca abandonaron esa creencia de que el resultado llegaba.
La energÃa equipo – hinchada se ultrapotenció. Al Cali lo despachamos para ser cabezas de serie y luego sacamos, con total justicia y merecimiento, al América y Junior, ganadores de las últimos cuatro Ligas. Millonarios pasó de ser animador a favorito. Y con ese rótulo llegó a disputar la final frente al Tolima. Primero en la reclasificación y con el antecedente de haber dejado en el camino a dos grandes, con lesiones, expulsiones y complicaciones. Eso de ser «el equipo que solo le ganaba a los chicos» murió para siempre.
Y si bien el objetivo único del fútbol o de cualquier deporte es ganar, y aunque sea obvio que perder una final duele más que perder en otra fase, el hincha de Millonarios hoy, en medio de la tristeza y el dolor, está orgulloso del DT que tenemos y de este grupo de jugadores que lograron ilusionarnos con esa estrella 16 que tanto esperamos. Para el profe Gamero, sus asistentes y todo el grupo de jugadores solo hay mensajes de agradecimiento y esperanza. Si este proceso se mantiene y no se daña desde la parte administrativa, estos jugadores de la casa, que ayer perdieron una final pero ganaron un montón en experiencia, nos van a dar muchas alegrÃas en el corto y mediano plazo. Porque tienen hambre de gloria y porque se les nota el amor por el escudo.
En enero era improbable que este plantel llegara a una final. Sin embargo este grupo fue paso a paso creyendo en sus firmes convicciones. Luchó contra todo y contra todos (crÃtica, prensa, Covid, lesiones, sanciones, convocatorias, paros, calendarios apretados, canchas prestadas, horarios, etc) y estuvo a 30 minutos de ser campeón. Un grupo que todavÃa sigue acumulando experiencia.
¡Gracias, profe. Gracias, jugadores! Ya vendrá la revancha, ya vendrá el momento de levantar uno y más trofeos en cualquier cancha del MundoMillos
Twitter: @elmechu